El gran año del Barça
El equipo azulgrana ha pasado de estar a 18 puntos del Madrid a encabezar todas las clasificaciones de la Liga
El año 2004 ha sido estupendo para el Barcelona. Aunque comenzó con una derrota en Santander y, por el momento, no ha ganado todavía ningún título -tampoco la Copa de la UEFA porque le eliminó el Celtic de Glasgow-, los resultados parciales han sido espléndidos. Especialmente fructífera resulta su producción en el Camp Nou. El equipo azulgrana no pierde un partido de Liga en su estadio desde el 6 de diciembre de 2003, cuando el Madrid se impuso por 1-2, y, a todos los efectos, su última derrota en casa se remite al 22 de enero de 2004 en el partido de los cuartos de final de la Copa del Rey contra el Zaragoza: 0-1.
El Barcelona lleva, por tanto, un año invicto en su feudo, con 16 victorias y tres empates (Athletic, Villarreal y Valencia), y, si se contabilizan todos sus encuentros de la Liga, ha sumado 90 puntos, una cifra a la que sólo se acerca el campeón y último equipo en puntuar en el Camp Nou, el Valencia (72), mientras el Espanyol, el otro equipo revelación, totaliza 65, curiosamente cinco más que el Madrid, que, en palabras de Casillas, ha firmado un año "nefasto".
Davids, aunque se fuese, permitió dar con la fórmula y Ronaldinho asumió el liderazgo
El club sitúa el punto de inflexión en enero, en su sufrida victoria en el campo del Sevilla
Aprovechó el Barcelona precisamente el empuje con el que acabó la temporada pasada para reimpulsarse en la presente y alcanzar un liderato incuestionable. Hay un dato relevante al respecto: el equipo azulgrana, que, en su arranque, se desplomó hasta la zona media-baja de la tabla, remontó una diferencia de 18 puntos al Madrid. La directiva presidida por Joan Laporta entendió en el verano que se imponía reforzar un equipo que había dado con un plan de juego inequívoco alrededor de la figura de Ronaldinho. El Barça apostó más de 50 millones de euros en fichajes y, a día de hoy, aparece como el máximo candidato para ganar la Liga y un serio aspirante en la Champions, aunque en los octavos de final le ha tocado enfrentarse al Chelsea.
¿Dónde se produce el punto de inflexión del Barça? El domingo 25 de enero, en el estadio Sánchez Pizjuán, día en el que ganó al Sevilla por 0-1, gol de Kluivert a la media hora. Así lo entienden al menos la mayoría de los protagonistas azulgrana consultados. Por entonces, el equipo era el séptimo en la tabla, con 31 puntos, a 15 del Madrid, líder por delante del Valencia (46 contra 44), y acabó la temporada el segundo, después de haber encadenado una serie de 17 partidos invicto que incluía nueve victorias consecutivas, entre las que destaca la lograda en el estadio Bernabéu con un gol excelente de Xavi a pase de Ronaldinho en el tramo final del encuentro (1-2).
"Hay tres nombres propios para explicar el cambio experimentado desde Sevilla", analiza el vicepresidente deportivo, Sandro Rosell. "El primero es el de Frank Rijkaard, que cambia el dibujo y el sistema. El segundo es la llegada de Davids, que le imprime carácter al equipo [el holandés jugaba en Sevilla su segundo partido, tras debutar en casa contra el Athletic]. Y el tercero, Ronaldinho, porque asume el liderazgo del plantel con una gran personalidad".
Xavi, uno de los futbolistas más importantes en la transformación azulgrana, asiente: "En Sevilla nos dimos cuenta de que éramos capaces de ganar un partido sufriendo en el campo. Recuerdo perfectamente el ambiente que había en el vestuario: estábamos hechos polvo, pero satisfechos como pocas veces después de un triunfo". "El equipo se unió mucho. Descolgados de la cabeza, nos dimos cuenta de que estábamos muy solos, con el cuerpo técnico. Nadie creía en nosotros y eso nos unió. La llegada de Davids, además, nos permitió cambiar la manera de jugar. Llenamos mejor el medio campo y la cosa funcionó mucho mejor", agrega.
Txiki Begiristain, el secretario técnico, corrabora la importancia que tuvo la decisión de Rijkaard de variar la mecánica del equipo: "No recuerdo qué día me comunicó su decisión, pero en varias reuniones con los demás técnicos [Eusebio, Unzué y Ten Cate] hablamos mucho del tema. El equipo no funcionaba y buscamos una solución. La llegada de Davids permitió llenar mejor el medio campo y enseguida le vimos un perfil al equipo que nos gustaba. Empezó a definirse una idea que resultó determinante para saber qué fichajes necesitábamos para esta temporada".
El Barcelona ocupó mejor la cancha y se impuso ganar los partidos desde el medio campo, zona en la que tenía superioridad numérica frente a la mayoría de los equipos, acomodados al doble pivote, una propuesta que, de acuerdo con algunas fuentes, mereció la bendición de Johan Cruyff. Rijkaard sacrificó a un extremo-Overmars y Quaresma perdieron protagonismo- para ganar un centrocampista: Davids fortaleció la medular y Ronaldinho pasó a jugar por el flanco izquierdo.
Encontrada la fórmula, ni la partida de Davids al final del curso alteró el buen funcionamiento del equipo. Rijkaard apostó por laterales más que por extremos, cambió a los delanteros pusilánimes por atacantes poderosos y desplegó el equipo a través de un dúo imparable: Xavi-Deco. Su comportamiento ha sido tan interesante que no ha necesitado siquiera la mejor versión de Ronaldinho para ganar los partidos y dominar la Liga con una gran autoridad: es el líder, con 10 puntos de ventaja sobre el segundo, el Valencia; es el máximo goleador y el menos goleado y, además, el pichichi es el camerunés Eto'o con 13 tantos.
Sólo hay un elemento de preocupación: las lesiones. Las bajas por largo tiempo de Motta, Edmilson, Larsson y Gabri no han permitido a Rijkaard hacer rotaciones. La plantilla, muy corta, está fatigada. Una situación que invita a confiar en la cantera -Damià ha sido la última revelación- y a volver de nuevo la vista al mercado invernal. Pero ahora no se busca alguien decisivo como Davids, sino un par de jugadores complementarios que no alteren la convivencia y, por tanto, se avengan a ser suplentes si es menester.
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