Pensiones con interés
Los planes de previsión asegurados cuentan con cerca de 70.000 clientes y gestionan unos 145 millones de euros
Nacieron oficialmente el 1 de enero de 2003 al abrigo del aún vigente IRPF. Desde entonces, los planes de previsión asegurados (PPA) han ido ganando adeptos, cerca de 70.000 particulares, y acumulando ahorro, unos 145 millones de euros. Los PPA son seguros de jubilación con todas las ventajas fiscales de los planes de pensiones, pero con la particularidad de que garantizan el capital y una rentabilidad mínima que es del 2,68% en 2004.
Las ventajas son iguales que en un plan de pensiones individual: los menores de 52 años pueden aportar hasta 8.000 euros anuales
Después de unos tibios inicios en su comercialización, hoy por hoy, todas las entidades financieras, bien directamente bien a través de compañías aseguradoras vinculadas, ponen a disposición de los particulares planes de previsión asegurados (PPA).
Como sucede con los planes de pensiones, noviembre y diciembre son los meses en los que estos productos, que no son ajenos a regalos como jamones, teléfonos inalámbricos, cuchillos..., se convierten en las estrellas de la inversión gracias a su particular tratamiento fiscal.
Las ventajas son las mismas de las que gozan los planes de pensiones individuales: los particulares menores de 52 años pueden aportar 8.000 euros anuales como máximo. A partir de esa edad, y por cada año más, este límite aumenta en 1.250 euros adicionales, hasta, también como tope, la cantidad de 24.250 euros anuales a los 65 años o más. El límite de 8.000 euros anuales sirve también para determinar la renta mínima del cónyuge, a favor de quien se pueden hacer aportaciones de hasta 2.000 euros anuales.
Todas estas cantidades podrán ser utilizadas por el particular para reducir su base imponible en la próxima declaración del impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF) -reducirán el volumen de sus ingresos-, por lo que conseguirán disminuir igualmente los impuestos a pagar en mayor o menor medida según los tipos marginales que deban aplicar, que en la actualidad están entre el 15% y el 45%.
Al margen de este especial tratamiento tributario, los PPA mantienen una clara peculiaridad que les hace ganar atractivo de cara a los inversores conservadores frente a otros productos similares. Obligatoriamente, los PPA deben ofrecer una garantía de tipo de interés y utilizar técnicas actuariales para el cálculo de las provisiones matemáticas (capital acumulado).
Al margen de este rendimiento mínimo, los PPA pueden ofrecer revalorizaciones adicionales vinculadas a la propia gestión del patrimonio del seguro, a los resultados de la compañía... Ese interés mínimo establecido es del 2,68% en el ejercicio de 2004. El rendimiento global ha estado variando a lo largo de este año, según las entidades, entre el 3,75% y el 4,75%. Los planes de pensiones individuales garantizados acumulaban, a 30 de noviembre de 2004, un rendimiento medio interanual del 4,64%.
¿Qué capital se puede obtener a los 65 años si se realiza una aportación anual única en torno a los 1.200 euros? Si se comienza a los 25 años, suponiendo una rentabilidad anual acumulada del 4% cada año, el ahorro logrado sumará 116.106 euros, mientras que si se retrasa el momento de iniciar las aportaciones a los 40 o 55 años, éste baja a los 50.885 y a los 14.670 euros, respectivamente.
¿Y si la aportación anual, en forma de prima única, es de 3.000 euros y se incrementa cada año en un 3%? En este caso, si la rentabilidad es del 4,75% anual, el particular de 40 años recibirá a los 65 más de 100.000 euros.
Otras características
En un PPA hay diferencias entre el importe de la provisión matemática que tiene asignada y el valor de mercado de sus inversiones. La provisión matemática es el capital ahorrado para el particular, lo que es suyo en cada momento si mantiene vigente su PPA. El valor de mercado representa la marcha de las inversiones ligadas a cada póliza en un determinado momento, y es lo que valen, en mercado (más o menos), si el particular decide movilizar su ahorro prematuramente.
Los PPA llevan incorporados gastos de gestión que, según las entidades, se cobran como porcentaje de las primas abonadas o del ahorro acumulado (provisión matemática). El particular tiene derecho a conocer, antes de suscribir uno de estos productos, todos y cada uno de estos gastos.
Sólo se permite disponer anticipadamente, de forma total o parcial, del dinero colocado en un plan de previsión asegurado en los supuestos de desempleo de larga duración o de enfermedad grave. Por tanto, salvo estas excepciones, y al igual que los planes y fondos de pensiones, los PPA son productos ilíquidos (no se puede rescatar el ahorro) hasta llegado el momento de la jubilación, o por circunstancias especiales como la incapacidad laboral o muerte.
Se permite movilizar (traspasar) la provisión matemática (capital acumulado) de un PPA a otro PPA. Los particulares no pueden traspasar su ahorro de un plan de pensiones a un PPA o viceversa. Los traslados se han de llevar a cabo en un plazo máximo de siete días.
Cuando se rescata un PPA, el capital acumulado recibido como prestación tiene la consideración a efectos del IRPF de rendimiento del trabajo. Si se percibe en forma de capital, siempre que hayan transcurrido más de dos años desde que se realizó la primera aportación, el particular sólo tiene que incluir como rendimiento del trabajo un 60% de la cantidad cobrada (reducción del 40%). Si se percibe en forma de renta, no se aplica ningún tipo de reducción. Este plazo de dos años no es exigible en el caso de que se trate de prestaciones por invalidez.
Diferencias claras
Un plan de previsión asegurado (PPA) es un seguro de vida. Un plan de pensiones es un producto financiero. Ambos son productos de largo plazo.
En un PPA, existe una garantía mínima de tipo de interés (2,68% para el año 2004), que las entidades pueden completar con rendimientos adicionales, en función de los resultados que obtengan. En el plan de pensiones individual, la rentabilidad total es variable, no hay mínimo garantizado, y depende de los resultados de las inversiones que realice la gestora del fondo de pensiones y la situación de los mercados.
En el PPA, se pueden contratar garantías complementarias de fallecimiento e invalidez que se calculan mediante métodos actuariales y suponen un compromiso de pago de una determinada indemnización adicional al ahorro que se ha consolidado por parte de la aseguradora si se producen estas circunstancias. En los planes de pensiones individuales, el dinero que se recibe en caso de fallecimiento e invalidez depende del ahorro que se haya acumulado hasta el momento en que se produce la muerte o el accidente sin otras cantidades adicionales.
Un seguro de jubilación que no sea PPA no tiene límite de aportación anual ni del derecho de rescate. El cliente puede recuperar anticipadamente su dinero en el la medida que su contrato así lo prevea, sin tener que justificar enfermedad grave o desempleo de larga duración, como en el PPA. En el seguro de jubilación tradicional, la combinación entre coberturas de fallecimiento / invalidez y jubilación es libre. El tratamiento fiscal para el seguro de jubilación no se produce a la entrada (reducción de las primas pagadas) como en el PPA, sino a la salida: los rendimientos obtenidos por el seguro (diferencia entre el dinero recibido y primas pagadas) tributan reduciéndose en un 40% si la antigüedad de las primas es superior a 2 años, y el 75% si la antigüedad supera los cinco años.
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