El sucesor de Arafat
Mahmud Abbas, de 69 años, más conocido como Abu Mazen, es el candidato oficial a la presidencia palestina. Como máximo responsable de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) cuenta con el apoyo de la comunidad internacional, especialmente de Estados Unidos e Israel, para convertirse en el sucesor del fallecido presidente Yasir Arafat, que pasó tres años prácticamente prisionero en la Mukata de Ramala, convertido por Israel en su enemigo mortal. Aunque carece de la autoridad moral y la grandeza política de su predecesor, todos lo dan como ganador de las elecciones convocadas para el próximo 9 de enero.
Abu Mazen, profesor de Derecho en la Universidad de Damasco y de Historia en la de Moscú, es un hombre gris y sin carisma, símbolo de la corrupción y del nepotismo, pero al que los avatares de la historia van a convertir dentro de poco en el segundo presidente de la Autoridad Nacional Palestina.
Abbas es un hombre dúctil, débil y maleable. A ojos de los israelíes aparece como la 'paloma' idónea capaz de firmar cualquier compromiso de paz
Sus recientes visitas a los dirigentes árabes de la zona, así como sus contactos secretos, demuestran su habilidad para conspirar y medrar en el poder
Su único mérito es haber sobrevivido uno a uno a los que estaban mejor colocados que él para el cargo, para acabar acaparando así una a una las vacantes vacías y hacerse con un poder que inexorablemente quedará legitimado con las elecciones de enero.
Abu Mazen acompañó en la sombra al presidente palestino Yasir Arafat a lo largo de su azarosa vida. Estaba junto a él cuando fundó el partido gubernamental Al Fatah en el exilio de Egipto y cuando, años más tarde, creó la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), la inmensa red destinada a dar cabida a todas las facciones y partidos palestinos tanto del interior como del exterior. Continuó acompañando al veterano Arafat años más tarde en la negociación secreta y en la firma de los Acuerdos de Oslo, incluido en el acto solemne celebrado en la Casa Blanca en presencia del presidente norteamericano Bill Clinton.
Aprendiz de líder
Estaba también junto al anciano presidente en su regreso del exilio en el año 1994, para convertirse posteriormente en el primer jefe de Gobierno de la Autoridad Nacional Palestina, aunque sólo por un corto periodo de cuatro meses.
Mahmud Abbas, permanente aprendiz de líder palestino, es un hombre dúctil, débil y maleable, todo lo cual le hace aparecer a ojos de los israelíes como la paloma idónea capaz de firmar cualquier compromiso de paz.
Así lo ha demostrado ya en dos ocasiones: la primera, en el año 1995, cuando firmó con la contraparte israelí, Yossi Beilin, un vergonzoso documento titulado oficialmente Esquema para la conclusión del Acuerdo del Estatuto Final entre Israel y la OLP, en el que la parte palestina renunciaba a la capitalidad compartida de Jerusalén y aceptaba a cambio el control de unos suburbios árabes de la ciudad.
La segunda capitulación se produjo en junio del año 2003 en la cumbre de Aqaba (Jordania), cuando, en el lanzamiento oficial de la Hoja de Ruta, habló de todo, especialmente de terrorismo, menos de los temas claves e hirientes, como, por ejemplo, el derecho al retorno de los refugiados palestinos.
Mahmud Abbas ha saltado a la carrera presidencial con las ventajas que sólo tienen los tramposos. Tras intentar abusar de su posición dominante para conseguir del agonizante presidente Yasir Arafat el nombramiento oficial como su sucesor, ha empezado a actuar como presidente in péctore de la Autoridad Nacional Palestina, sin haber conseguido aún el voto de los electores.
Sus recientes desplazamientos y visitas a los dirigentes árabes de la zona, así como sus contactos secretos, demuestran una vez más su habilidad para conspirar y medrar en el poder, con absoluto desprecio a los métodos democráticos. Pero nada de esto parece importarle a este dirigente, que está dispuesto a no dejar pasar la ocasión para convertirse en el futuro presidente de Palestina.

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