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Columna
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Venden en casi todas las ciudades turísticas del mundo unas bolas de vidrio o plástico con un paisaje dentro en el que, cuando agitas la burbuja, nieva, y el Parlamento andaluz es una burbuja en la que se reúnen y debaten y votan los diputados cuando los mueven sus partidos. Parece una cosa muy gremial, de un desinterés inmenso para la población, pero esta indiferencia puede ser perfectamente un signo de salud democrática, de normalidad absoluta, es decir, de aburrimiento. La institución funciona, controla hasta cierto punto a los gobernantes y legisla sin causar males significativos en los ciudadanos, que se sentirían más atraídos por lo catastrófico, por la colisión de líderes, por el personalismo voraz más que por la personalidad de los contrincantes.

Ahora los socialistas, en mayoría absoluta, han promovido en el Parlamento andaluz un bloque de cinco leyes de impulso democrático. Son cinco, un plan de choque vitamínico, una plusmarca, con debate múltiple y unificado de las cinco leyes, un espectáculo. Los diputados imitarán a esos artistas que manejan con sólo dos manos cinco varillas sobre las que giran cinco platos absolutamente variopintos, y se ocuparán a la vez de la ley de regulación del estatuto de los antiguos presidentes de la Junta; la modificación de la Ley de Incompatibilidades de Altos Cargos y Declaración de Actividades, Bienes e Intereses; la ley del Consejo Consultivo; la de modificación de la Ley Electoral, y la ley de Regulación de la Actividad Publicitaria de las Administraciones Públicas.

Los populares no quieren que las cinco leyes se debatan en bulto, y lo que me extraña es que un choque de impulso democrático no busque el debate pormenorizado, ley por ley, aunque sólo sea por el valor pedagógico, ciudadano, que pueda tener el discutir parlamentariamente. Los diputados se las verán con una nebulosa legal, en la que, entre otras materias cósmicas, flotan la facultad de la Junta para hacer propaganda de sí misma, o los derechos pasivos de los altos cargos. Pero tampoco importa mucho: de todo esto prevalecerá la etiqueta, el Impulso Democrático, buen eslogan para programas y sondeos radiotelevisivos. ¿Está usted a favor del impulso democrático? El PP se niega a votar el impulso democrático. Impulso democrático equivale a confusión.

Así que la presidenta del Parlamento, María del Mar Moreno, se propone "ordenar el debate garantizando, primero, el deseo de la mayoría de la cámara (PSOE, IU y PA) de llevar a cabo un debate unificado sobre la materia básicamente uniforme y, segundo, el derecho del grupo parlamentario no firmante de las iniciativas (PP) a singularizar el debate de cada una de ellas". El debate unificado de lo uniforme, la singularización de lo singular, además de descubrirnos una neolengua redundantemente redundante, garantizará un debate estérilmente estéril, la mayoría absolutamente mayoritaria hablando unificadamente de lo uniforme, mientras la minoría singular no firmante se singulariza hablando de lo singular. Y este prodigio de conversación parlamentaria se hace en honor del impulso democrático.

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