Rubio alerta de que en las torres de Calatrava se han de edificar 450 VPO
"Estaremos vigilantes para que se cumpla la ley", dice el edil socialista
En los cuatro rascacielos diseñados por el arquitecto Santiago Calatrava que el Ayuntamiento de Valencia desea levantar al final de la Ciudad de las Artes y las Ciencias no cabe más uso residencial que 45.000 metros cuadrados para vivienda, necesariamente, de protección oficial -450 pisos-. "El planeamiento lo deja muy claro", advirtió ayer el concejal socialista Rafael Rubio quien señaló: "Estaremos vigilantes para que se cumpla la ley".
El proyecto -masterplan en palabras del presidente de la Generalitat, Francisco Camps y la alcaldesa de Valencia Rita Barberá- de levantar cuatro rascacielos diseñados por el arquitecto Santiago Calatrava en el tramo del lecho del río Turia más cercano al mar que ocupa la Ciudad de las Artes y las Ciencias obvia la reserva de suelo protegido que establece el pleneamiento urbanístico de la zona aprobado en 1999.
"Por la forma en la que fue presentado el proyecto y las declaraciones que he escuchado hasta ahora, no creo que el proyecto presentado por Francisco Camps y Rita Barberá contemple la construcción de viviendas de protección oficial en las torres de Calatrava". El portavoz del Grupo Socialista en el Ayuntamiento de Valencia, Rafael Rubio, reclamó ayer que se habiliten los 45.000 metros cuadrados de vivienda protegida que la normativa exige.
Rubio recordó que en 1999 se modificó la normativa urbanística de la zona para ajustarse a una sentencia judicial que revocó el planeamiento anterior, de 1993. El nuevo diseño estableció una edificabilidad total de 224.883 metros cuadrados. De momento, ya se han usado 60.000 metros correspondientes a L'Oceanogràfic, por lo que quedan 164.883 hábiles. El uso de este espacio no es libre, sino que está delimitado estrictamente por el planeamiento. Concretamente, de esta suma, corresponden 45.000 metros cuadrados a vivienda de protección oficial -450 a 100 metros cuadrados cada casa-; otros 29.961 a suelo residencial comunitario -residencias de estudiantes, de la tercera edad- y 44.922 a terciario -oficinas, comercios, hoteles-, entre los principales destinos. No hay espacio, según Rubio, para renta libre de acuerdo con la calificación de la zona establecida en 1999. El portavoz socialista fue más lejos y recordó que existe una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Valencia que avala esta tesis. El fallo rechazó la petición de una empresa a la que se le expropiaron los terrenos en la Ciudad de las Artes y las Ciencias y que aludió a la construcción de edificios de lujo para justificar que no se había dado el uso de bien social al suelo expropiado. La sentencia establece que "esta circunstancia [el mal uso] motivó la anulación del anterior plan al entender que no se cumplía el objeto de promoción social y sí un efecto especulativo", por lo que se elaboró el nuevo planeamiento en 1999 que establece explícitamente que el uso residencial "se circunscribe a la construcción de vivienda de tamaño de 100 metros cuadrados de media", de manera que "se facilita que se pueda construir vivienda de protección oficial que permitan a la Administración ejercitar su función social de regular y proporcionar viviendas a los sectores sociales que cuentan con más dificultad para acceder a ella".
Con el proyecto de la torres de Calatrava en el que Rubio ve la intención de paliar la deuda de la Ciudad de las Artes y las Ciencias y que calificó como "un episodio más de los que quieren convertir a Valencia en la ciudad de las ocurrencias, se puede llegar a vulnerar la ley e incidir sobre aspectos ya sentenciados". "Desde el Grupo Ssocialista vamos a estar vigilantes para que se cumpla la legalidad", advirtió.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.