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El rechazo definitivo del PSE deja otra vez a Álava sin presupuesto y a Rabanera tocado

Socialistas y Partido Popular se culpan mutuamente de la falta de entendimiento

El PSE de Álava anunció ayer de manera definitiva que votará en contra de los proyectos de presupuestos elaborados para el próximo año por la Diputación alavesa y el Ayuntamiento de Vitoria, instituciones ambas dirigidas por el PP. Después de quince días de ofertas, requerimientos y reproches cruzados por parte de socialistas y populares, el portavoz del PSE en las Juntas Generales, Juan Carlos Prieto, anunció ayer solemnemente que su partido pedirá la devolución de las cuentas forales presentadas por Ramón Rabanera en el pleno del próximo viernes.

Los socialistas ligaron la negociación de la Diputación y la del Ayuntamiento de Vitoria, por lo que las cuentas del consistorio serán las siguientes en ser rechazadas cuando les llegue su turno en el pleno municipal. La decisión final del PSE aboca a las dos principales instituciones de Álava a funcionar en 2005 con presupuestos prorrogados por segundo año consecutivo y acentúa la debilidad del equipo de gobierno del diputado general. Rabanera se encuentra en minoría en las Juntas Generales y sólo cuenta con el apoyo que puntualmente le quiera prestar el PSE para sacar adelante los proyectos más importantes. La aprobación de los presupuestos para 2005 le hubiera supuesto un balón de oxígeno para encarar con garantías la segunda parte de la legislatura. Sobre todo, cuando la oposición nacionalista y Ezker Batua amagan con presentar una moción de censura y habían anunciado su rechazo al proyecto presupuestario casi inmediatamente después de ser presentado.

Las relaciones entre PP y PSE no han sido fáciles en el año y medio de legislatura transcurrido. A diferencia de lo que ocurrió en el anterior mandato del PP, cuando contó con el apoyo socialista desde la oposición y disfrutó de cuatro plácidos años de gobierno, el PSE está reduciendo al mínimo el margen de maniobra de los populares. Las diferencias arrancan casi desde la investidura de Rabanera, cuando el PP se negó a ceder la presidencia de una de las dos instituciones al PSE y gobernar en coalición.

"Trampas e insultos"

Juan Carlos Prieto ha llevado el peso de la negociación con el PP desde el primer momento. Uno de los momentos claves se produjo a finales de noviembre, en el transcurso del pleno de política general de Álava, cuando expuso las condiciones de su partido para respaldar el presupuesto. Desde ese instante, Rabanera dio casi por seguro que no iba a poder aprobar las cuentas para 2005, dado el alto nivel de exigencia de las propuestas socialistas. El tiempo transcurrido sólo ha servido para que PP y PSE se tiren los trastos a la cabeza y se culpen mutuamente de la falta de entendimiento.

Prieto certificó ayer el final de las negociaciones y aseguró que el PP "ha jugado con insultos y con trampas". "Al PSE", añadió, "no se le chulea y a los votantes socialistas no se les insulta". En esta línea de crítica, advirtió a Rabanera de que ha perdido la credibilidad y la solvencia como gobernante, entre otras cosas, "por no haber dado la cara" y no asumir directamente las negociaciones que llevó su teniente de diputado Carlos Samaniego, en quien los socialistas habían perdido la confianza.

La batería de iniciativas planteadas por el PSE para respaldar las cuentas suponen un coste de 41,5 millones de euros, más del 11% de los 372,2 millones que gestionará de manera efectiva la Diputación alavesa en 2005, una vez descontada la aportación al Gobierno vasco, el Cupo al Estado y el fondo de financiación de los municipios.

Sin embargo, Prieto evitó hablar de una posible moción de censura y dejó la cuestión para otro momento, "para cuando toque", dijo enigmáticamente. Quienes no se muestran tan recatados son los otros partidos de la oposición. Mientras el PNV augura un nuevo gobierno foral para dentro de un año, justo después de las elecciones autonómicas de mayo, Ezker Batua reclama desde ya nuevas mayorías porque el PP "ni gobierna ni deja gobernar". La suerte del presupuesto del Ayuntamiento de Vitoria también está echada. El alcalde popular, Alfonso Alonso, presentó un proyecto de 311 millones.

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