_
_
_
_
_
Reportaje:FÚTBOL | Liga de Campeones

El final de un ciclo dorado

Los equipos españoles pierden su dominio ante la pujanza de los ingleses y la recuperación de los italianos y los alemanes

Xosé Hermida

Desde que entró el nuevo siglo, los aficionados españoles se habían acostumbrado a ver la Liga de Campeones como una disputa en el patio de casa. En los cinco cursos precedentes, los hitos se sucedieron para el fútbol español: dos nuevos títulos del Madrid (2000 y 2002) que unir al de 1998, dos subcampeonatos del Valencia (2000 y 2001), la primera final (2000) entre dos equipos propios, el tradicional duelo entre las dos grandes potencias nacionales (el Madrid y el Barça) trasladado a una semifinal europea (2002)... Un lustro dorado, con pleno, o casi, en la liguilla inicial, que parece haber concluido. Dos de los cuatro representantes españoles, el Valencia y el Deportivo, han descarrilado con estruendo en esta edición. Y los dos que siguen, el Madrid y el Barça, ni siquiera han sido los primeros de sus grupos, lo que los coloca en peor situación para el siguiente sorteo.

Más información
Los presagios de Ranieri
Riazor se queda vacío

Ni la prolongada crisis del Barça había resquebrajado la fortaleza levantada en Europa por los equipos españoles desde la campaña 1999-2000. El hundimiento de uno de los grandes quedó enmascarado por el acelerón del Valencia y el desparpajo de un neófito como el Depor, que en el curso pasado quedó a las puertas de la final. Desde la campaña 2000-01, con 32 equipos en total en ocho grupos, España situó casi siempre a tres en los cuartos de final y certificó el declive italiano. Los primeros síntomas de la decadencia llegaron hace un año, pero, aun así -a pesar de que estaban en la disputa dos clubes de tan escasa tradición internacional como la Real Sociedad y el Celta-, los cuatro españoles superaron la primera liguilla y se situaron en los octavos.

Por contraste con todo eso, las imágenes de esta semana han sido elocuentes: el alarde de mal perder del Valencia tras su desastre ante el Werder Bremen; la humillante goleada del Mónaco al Depor en Riazor; la efigie maltrecha de un Madrid que se salvó en una pachanga sin público y frente a los suplentes de los suplentes del Roma...

El relevo lo ha cogido Inglaterra, el único país que mantiene a sus cuatro equipos y que, por primera vez desde que se implantó la fórmula Champions, coloca su Liga en la cima europea. Italia confirma su recuperación gracias a los tres clásicos de siempre, el Milan, la Juventus y el Inter, lo mismo que Alemania, donde al tradicional Bayern se unen el Werder Bremen y el Leverkusen, este último, vencedor del grupo del Madrid, a despecho de su pobre actuación en el campeonato nacional: octavo.

El éxito de los ingleses con equipos que han hecho fuertes inversiones en fichajes invita a pensar en la influencia del dinero, menguante en España. Pero el caso francés refuta esa conclusión: ha situado a dos equipos en los octavos pese a que su Liga es una factoría incesante para la exportación. El mayor consuelo para el fútbol español proviene de su creciente aportación a clubes extranjeros como el Liverpool de Benítez y Xabi Alonso, el Arsenal de Reyes y Cesc o el Oporto de Víctor Fernández.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_