Muere la inteligencia
En algunos libros de historia hay listas nominales de los grandes talentos que convivían y trabajaban en la España de 1936; en este periódico estaba ayer el estudio de cómo nuestros colegiales son los más ignorantes de Europa; y de más allá. Hay diferencias en las dos épocas. La de que entonces no hubiera Ministerio de Cultura es interesante: es un ministerio que destroza la libertad de pensar, y la quiere dirigir. Y la Institución Libre de Enseñanza insistía en su calificativo de libre; y la palabra libertad sonaba con insistencia. El Ministerio de Educación se llamaba de Instrucción Pública: el cambio coincidió con la depuración a muerte de enseñantes y el éxodo de los grandes talentos de aquel censo; y la elevación del clero y afines -laicos beatones- a los puestos decisivos de la enseñanza y la cultura, la instauración de la censura y el tabú sobre cualquier forma de libertad que no se considerase anticomunista tuvieron su importancia.
Cuarenta años de estupidez dictada pueden mucho; y los ocho de Aznar parecieron un recuerdo de lo que puede pasar; más bien, un sistema de engrandecimiento y premio de lo más absurdo de las letras y las ciencias, metidas otra vez en la noción de pecado. La idea de pecado destruye la inteligencia de un país.
Ha reaparecido el deseo de libertad, nunca independiente del conocimiento, cuando el mundo en que estamos hace un esfuerzo descomunal para sustituir la inteligencia por el dinero, y hasta por el puritanismo -que está en el fondo de esa ideología americana y ya europea- de que el bienestar es una señal de los elegidos de Dios. Los puritanos supieron lo que hacían, y el rezo diario de Bush es significativo. La seguridad de que en Estados Unidos y en Europa las protestas contra la guerra vinieran de la inteligencia, y que la guerra haya resultado ser una canallada de la ignorancia militar y política ilustra esta cuestión.
Aun así, el mal resultado escolar y profesoral y de planes, directores generales, ministros y parlamentarios en la cuestión de la educación es peor aquí que en el resto del mundo capitalista. Son muchos siglos de percutir sobre el pensamiento libre y encender hogueras para libros; se puede decir que nuestros enemigos de la inteligencia han tenido éxito. No sé si alguien hará un estudio de cuántos años o siglos puede tardar un país en recuperar el talento asesinado.
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