La inversión catalana en el extranjero crece menos que la española

La inversión catalana en el extranjero pierde fuelle. En los diez últimos años, las empresas con sede social en Cataluña han multiplicado por 9,4 su inversión en el exterior, al pasar de 267,1 millones de euros en 1993 a casi 2.512 millones en 2002. Sin embargo, la inversión del conjunto de España fue en 2002 casi 23 veces superior a la desembolsada diez años antes. Esta diferencia ha comportado que la participación de Cataluña en el conjunto de la inversión española en el extranjero, que en 1993 representaba el 14,6%, se haya reducido hasta el 6%. Más de la mitad en una década.

La inversión del conjunto de España en el exterior se multiplicó por 22,48 en diez años, según datos del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. Si en 1993 las empresas españolas desembolsaron 1.825 millones de euros, esa cifra alcanzó los 41.686 millones en 2002.

En los diez años analizados, la economía española ha desarrollado uno de sus mayores procesos de internacionalización, debido al intenso proceso inversor llevado a cabo por las empresas privatizadas (Telefónica, Repsol, Endesa), así como los dos grandes bancos (Bilbao Vizcaya Argentaria y Santander Central Hispano), especialmente en Latinoamérica. Utilities catalanas como Gas Natural y Aguas de Barcelona (Agbar) han seguido la estela.

El peso de la inversión catalana en el extranjero en el producto interior bruto (PIB) de Cataluña, ha evolucionado, en cualquier caso, al alza al pasar de representar el 0,91% en 1995 a alcanzar el 1,9% en 2002, de acuerdo con los datos facilitados ayer por el Departamento de Economía y Finanzas del Gobierno catalán.

A juicio del titular de Economía, Antoni Castells, las cifras demuestran "el alto grado de madurez y apertura que han alcanzado las empresas catalanas, puesto que la inversión directa en el extranjero es la última fase del proceso de internacionalización".

'Relocalización'

El análisis más detallado de la inversión catalana demuestra que las empresas con sede social en Cataluña "también están relocalizando" sus centros productivos "en regiones con costes laborales más bajos", como el norte de África o Europa del Este, según el Departamento de Economía.

El peso de Cataluña en el conjunto de la inversión española desarrollada en Rusia en el periodo 1993-2002 alcanzó el 53,7%; en Túnez, el 40,9%; en Argelia, el 36%; en Marruecos, el 27,8%, y en Polonia, el 26%.

Sin embargo, la Unión Europea sigue acaparando más de la mitad de la inversión catalana en el exterior, concretamente el 53%. Por otro lado, ocho países concentran el 73,7%: Suiza (14%), Países Bajos (13,6%), Reino Unido (9,5%), Francia (9,3%), Alemania (7,7%), Estados Unidos (6,8%), Brasil (7,2%) y Argentina (5,6%). La inversión en estos dos últimos países demuestra el interés del Ejecutivo catalán por los mercados emergentes.

El 38% de esta inversión fue de carácter industrial, mientras que otro 24% se destinó a intermediación financiera, banca y seguros.

Menos inversión foránea

La búsqueda de menores costes laborales ha tenido, en cambio, un efecto opuesto en Cataluña, donde la inversión extranjera en el periodo 1993-2002 se multiplicó por 2,6. El Departamento de Economía, que no proporcionó ayer la cifra absoluta, se limitó a señalar, en este capítulo, que el 74% del capital extranjero proviene de la Unión Europea.

Cataluña ha recibido el 20% de la inversión foránea en España, muy por debajo de Madrid, que ha copado casi el 60% porque "ha jugado la carta de la capitalidad atrayendo una parte importante de la inversión extranjera", de acuerdo con el departamento que dirige Castells, quien añade: "El hecho de atraer la sede de grandes empresas permite a Madrid contabilizarse las inversiones que estos grupos hacen en el extranjero, especialmente en Latinoamérica".

En los diez años analizados, la comunidad madrileña ha crecido a una tasa interanual del 41% y ha copado el 70% de toda la inversión española.

Cataluña sí aparece, sin embargo, en la vanguardia de las inversiones procedentes de Japón, ya que el 42,5% de inversión nipona en España se ubica en la comunidad catalana.