Pesadillas en festivo
Los servicios de la EMT son muy deficientes y eso hace, entre otras cosas, que la frecuencia de paso de sus vehículos deje mucho que desear. Pero cuando la cosa alcanza el rango de una especie de pesadilla sin remedio, es en los días festivos. En tales fechas la frecuencia es tan inauditamente desesperante que el mismísimo y pacientísimo santo Job juraría en arameo y se acordaría, entre bufidos, de los responsables de tan indecible chapuza. Todo parece indicar que la escasez de vehículos y la escasez de solvencia de los gestores de tan lamentable empresa transitan por las mismas rutas e itinerarios. A veces, lo de EMT más bien suena a algo así como Encerrona Municipal Permanente, y la cosa parece ir de mal en peor. ¿Hasta cuándo, señor Ruiz-Gallardón.
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