Los partidos chiíes de Irak pactan una lista única para las elecciones de enero
El radical Múqtada al Sáder y el gran ayatolá Alí al Sistani respaldan la candidatura
Alianza para la Unidad Iraquí. Así ha sido bautizada la lista única que los partidos chiíes de Irak han logrado pactar con vistas a las elecciones previstas para el 30 de enero. Además de los dos principales grupos de esta confesión, Dawa y la Asamblea Suprema para la Revolución Islámica en Irak, otros 20 movimientos, kurdos chiíes, turcomanos y de influyentes líderes tribales suníes del norte, respaldan la iniciativa, que cuenta con el apoyo del clérigo chií más prestigioso, Alí al Sistani, y de Múqtada al Sáder, un líder radical que goza de gran predicamento entre los más pobres.
"Es un momento histórico", aseguró Husain al Shahristani, un científico encarcelado por Sadam Husein que en el pasado se barajó entre los candidatos a primer ministro. "Es el nacimiento de un Irak nuevo, democrático y justo", añadió. Shahristani se esforzó por presentar la candidatura como un acuerdo entre todas las confesiones. "Es una verdadera alianza nacional. No es una lista chií", afirmó. En principio, disputarán 240 de los 275 escaños que tendrá la futura Asamblea Nacional.
Aunque la candidatura también será apoyada por la tribu suní de los Shamar, una de las más influyentes del norte de Irak, especialmente en Mosul, donde los insurgentes han tomado el relevo de la ciudad de Faluya, y por formaciones de tendencia laica -el Congreso Nacional Iraquí, encabezado por Ahmed Chalabi, el otrora predilecto dirigente de EE UU-, son Dawa y la Asamblea Suprema para la Revolución Islámica en Irak (ASRII) los partidos que llevan la voz cantante. Son, además, los que se opusieron con más fiereza a Sadam Husein, y pagaron un alto precio por ello. Políticos de otros partidos minoritarios kurdos chiíes -los principales partidos kurdos van por su cuenta-y turcomanos también están presentes en la candidatura.
El gran ayatolá Alí al Sistani ha logrado cumplir parte de su objetivo: sumar a los partidos chiíes en una candidatura única para tratar de vencer en las elecciones previstas para el 30 de enero. Sólo falta que los comicios se celebren, algo a lo que los grupos chiíes no parecen dispuestos a renunciar, conscientes de que el 60% de la población profesa esta confesión. Son los partidos suníes y varios de los que conforman el actual Gobierno quienes quieren aplazar las elecciones. Esgrimen que la ola de violencia no permite acudir a las urnas.
Además del apoyo de Al Sistani, también cuenta la lista, que será presentada hoy ante la Comisión Electoral, con el respaldo del clérigo radical Múqtada al Sáder, cuyo nombre, sin embargo, no se incluye en la lista. Al Sáder ha encabezado este año en la ciudad santa de Nayaf dos alzamientos armados contra la ocupación, que se saldaron con centenares de muertos. Sin su visto bueno, será muy improbable mantener la situación en calma para permitir una jornada electoral en calma. Un cometido que se presenta pleno de obstáculos.
"Desafío"
"Las elecciones son difíciles. No estamos desestimando la amenaza a la seguridad de los votantes, pero al mismo tiempo es un desafío", aseguró el ministro de Exteriores iraquí, Hoshiyar Zebari. "Estamos intentando", añadió, "hacer todo lo posible para que las elecciones se celebren como está planeado".
Otro acontecimiento político acaeció ayer en Nayaf. Más de 600 dirigentes de cinco provincias del sur se citaron en un congreso en la ciudad santa para estudiar la posibilidad de crear una región autónoma. El denominado Congreso de Solidaridad de las Provincias del Medio Éufrates arrancó con la petición del gobernador de Nayaf, Adnan al Zorfi, para formar una agrupación regional formada por los gobernadores y jefes de las administraciones provinciales. "Debemos constituir una unidad regional en el marco de un Irak federal", aseguró, por su parte, Ukail al Jozai, vicegobernador de Kerbala.
Mientras, la violencia desatada en Irak por los rebeldes no se detiene un solo día. Ayer un ataque de los insurgentes con una bomba de fabricación casera acabó con la vida de tres miembros de la Guardia Nacional iraquí en Yabala, a 65 kilómetros al suroeste de Bagdad. También se supo ayer que cinco soldados norteamericanos murieron entre el viernes y el sábado en la provincia de Al Anbar, feudo de la resistencia suní. Son ya 998 los soldados de EE UU muertos en combate desde que comenzó la invasión de Irak, en marzo de 2003.
Ocho soldados estadounidenses presentaron ayer una demanda en Washington contra el Gobierno por haber extendido sin su consentimiento el servicio militar en el exterior, al que se alistaron por sólo un año. Otro soldado que iba a ser enviado a Irak solicitó asilo en Canadá al considerar que la guerra fue ilegal y que sería obligado a cometer "crímenes contra la humanidad".
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