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Barón descalificó en un informe reservado al denunciante por personalidad "patológica" y "falta de higiene"

El jefe superior de Policía del País Vasco, Enrique Barón, respaldó con dos informes reservados, de 2002 y de 2003, su petición de cese del denunciante. Aquí están algunos extractos:

"En el orden personal es manifiesto su desaliño, descuido o falta de higiene personal, mostrando, igualmente, una injustificable reticencia a la limpieza en su dependencia o despacho". "Igualmente y, en este orden, es pública su conflictiva o patológica personalidad, existiendo un abundante casuística de episodios fóbicos, manías persecutorias, tergiversaciones de la realidad, etcétera". Este documento reservado, que lleva fecha del 1 de julio de 2002, fue remitido por Barón al entonces subdirector general operativo de la Policía, Pedro Díaz-Pintado, para pedir el cese del comisario como secretario general (número tres en el escalafón y jefe de la unidad de gestión de la Jefatura). En el informe, Barón detallaba los motivos -incapacidad, falta de lealtad, desencuentros con las distinta brigadas e Inspección de Servicios, inhibición, falta de impulso...- por los que había perdido su confianza en su secretario general, un puesto de libre designación. "Ni hace, ni permite hacer", resumió Barón.

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En un segundo informe reservado enviado a Díaz-Pintado, con fecha 18 de noviembre de 2003, ante la inminente reincorporación al trabajo del denunciante, Barón dice que el "solo anuncio de su regreso" es "motivo de alarma, tanto en el ámbito sindical como en el de los funcionarios del área de gestión".

Barón rogó el cese del comisario "con la mayor celeridad posible", ante las "impredecibles actuaciones del afectado". La Dirección de la Policía notificó el cese el 22 de diciembre. Pero las declaraciones de los testigos desmienten las descalificaciones del informe. Varios reconocen el carácter "especial", "raro", "susceptible" o "pejiguero" del denunciante, pero "conflictivo no ha sido", precisa un testigo. "Su despacho no estaba sucio, incluso en ese aspecto tenía la manía de la limpieza", dice otro. La misma persona revela que, en una reunión, Barón "felicitó a la unidad de gestión". "No era sucio y el despacho tampoco lo estaba", señala otro declarante. "Desarrollaba las funciones con bastante exquisitez y estaba preparado, pese a que era un poco quisquilloso", apunta otro. "Era muy estricto". "Es un jefe ideal, en el sentido de arropar a sus subordinados", señala el médico de la Jefatura. Y añade: "No aprecio en él predisposición para sufrir enfermedades mentales".

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