_
_
_
_
Copa Davis 2004 | ESPAÑA LEVANTA SU SEGUNDA ENSALADERA
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El regreso del mejor Moyà

Santiago Segurola

Siempre queda la duda del potencial verdadero que hay detrás de Carlos Moyà, el jugador bandera del equipo que ganó la Copa Davis. Si en Rafael Nadal se observa al tenista voraz que juega cerca de sus límites, en Moyà los límites parecen inexplorados. No le faltan grandes éxitos en una carrera que se ha desarrollado entre picos y valles. Su triunfo en Roland Garros y su presencia en finales del Grand Slam se han mezclado con decepciones inesperadas. Frente a Andy Roddick regresó a la cima de su juego en un partido que confirmó las dificultades del jugador norteamericano en la pistas de tierra. No es su territorio, pero tampoco es un piernas. Roddick ha honrado la final con un extraordinario espíritu competitivo, la clase de voluntad que le ha convertido en una de las grandes estrellas del circuito. Por incómodo que se sintiera, no dejó de combatir ni ante Nadal ni frente a Moyà. Cada uno de sus estacazos significaba una amenaza para los españoles, que respondieron magníficamente a la exigencia. Roddick añadió otro factor que le engrandece: su ejemplar deportividad. En un ambiente adverso, que no hostil, nunca se dejó vencer por la tensión, jamás se quejó y siempre respondió con un gesto de felicitación a las mejores acciones de sus rivales.

Más información
España se adueña de la Davis
Carlos Moyà, todo un líder
"Me dije: 'No puedo fallar"

Moyà desplegó sus mejores recursos y no perdió un set. Fue mejor en el trámite del juego y en los momentos decisivos. Tuvo más ingenio y demostró la misma determinación que Roddick. Para un tenista que en ocasiones ha flaqueado en la Copa Davis, su actuación no sólo destacó por la evidencia de su calidad, sino también por la firmeza de su carácter. Aceptó la responsabilidad de la jefatura del equipo y no decepcionó. Fue el líder necesario en un equipo que ha vivido una trastienda difícil, con decisiones que invitaban a la polémica. La elección de Nadal por encima de Juan Carlos Ferrero tenía algo más que un punto de riesgo: podía generar grietas irreparables en un equipo que se rige con el muy peculiar modelo de tres directores técnicos. A Nadal le corresponde la gloria del chico que conquistó el corazón de los aficionados en la victoria sobre Roddick. Además de su incuestionable calidad, tiene las cualidades necesarias para combatir en la Copa Davis, en la que siempre ha elevado su rendimiento.

Si Nadal fue la chispa de pasión, Moyà fue la fuerza tranquila. Ganó el primer partido a Mardy Fish como quien lava. No dio ningún margen a la sorpresa. Hizo un trabajo muy profesional, conquistó el punto y envió un mensaje tranquilizador. Es posible que el equipo viviera momentos agitados en los días previos, pero Moyà permaneció inalterable. Hacía tiempo que no se le veía tan atento a todos los detalles, absolutamente concentrado en un trabajo que completó con maestría en el duelo con Roddick. Quizá porque la responsabilidad se lo exigía, Moyà regresó a un territorio que muchas veces no ha ocupado. Un tenista con su clase y sus condiciones ha despertado siempre la sospecha de no alcanzar su techo. Puede que sólo sea el resultado de su propia facilidad, como si no sintiese el apremio que mueve a otros con menos talento natural. Esta vez fue el jugador perfecto en todos los sentidos, hasta el punto de abrir un interrogante que se despejará la próxima temporada. ¿Qué Moyà veremos? Si es el último, el tenis tiene a un jugador maravilloso.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_