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Moratinos afirma en Belén que "la paz es una necesidad, no una utopía"

"La paz es posible. No es una utopía, es una necesidad", proclamó ayer el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, en la ciudad de Belén, donde recibió el homenaje de los franciscanos y del alcalde, Hanna Nasser, por su intervención en la crisis desatada en abril de 2002, cuando 250 palestinos armados se refugiaron en la Basílica de la Natividad y fueron cercados por el Ejército de Israel durante 38 días. "Gracias a usted, la basílica sigue en pie", dijo Nasser.

"Nadie quería recibir a aquellos terroristas, entre comillas", recordó el ministro, aludiendo a las dificultades que hubo para encontrar países europeos que acogieran a los cercados, según exigieron los israelíes como condición del desalojo pacífico de la Iglesia. A España llegaron tres.

"Me he encontrado con una ciudad de Belén mucho más esperanzada", dijo el ministro. "Belén es la estrella que indica el camino que debe seguir el proceso de paz, porque aquí se produjo un punto álgido en el enfrentamiento entre palestinos e israelíes y se resolvió mediante la negociación y el diálogo, que es la base de cualquier solución".

Previamente, Moratinos había visitado la basílica guiado por el franciscano Artemio Vítores, vicecustodio de Tierra Santa, que fue recordando, no sólo la historia religiosa de los lugares, sino su relación con los detalles precisos del episodio de 2002, que dejó siete muertos y 25 heridos. Un fallecido hubo de esperar a ser enterrado 25 días y otro, 17, recuerda, mientras guerreros y religiosos soportaban la falta de agua y electricidad, e incluso los chirridos de sierra mecánica que sus sitiadores les regalaban cada noche por megafonía.

Odio entre comunidades

Vítores, que vive en Belén desde hace 34 años, tiene esperanza de que este incidente no se repita, porque "los israelíes han entendido la proyección mundial de la basílica". Pero no comparte demasiado el optimismo sobre la reanudación del proceso de paz. "Llevamos aquí 800 años, y ha habido épocas peores", comenta refiriéndose a la orden franciscana. El problema es, sin embargo, que se ha creado odio entre dos comunidades. "El muro no es sino la prueba de la separación de los corazones", sentencia en alusión al llamado muro de la vergüenza construido por Israel para evitar que los palestinos salgan de sus territorios.

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El vicecustodio tiene también problemas de convivencia en casa, ya que las tensiones con los ortodoxos griegos y los armenios que comparten la propiedad de los santos lugares de Belén han alcanzado el nivel de "refriega".

El patriarca armenio de Jerusalén, Manoughian Torkom, acudió a homenajear a Moratinos porque España ha financiado con 430.000 euros la restauración de unas valiosas caballerizas de la parte armenia de la basílica. En el almuerzo que los franciscanos ofrecieron al ministro en un hotel de Belén, Vítores destacó, en cambio, la ayuda que la cooperación española presta a 800 familias de la ciudad, que perciben 80 euros mensuales.

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