Guerra al contrabando
La Guardia Civil detiene en Ceuta a 93 personas en una semana en relación con el tráfico de mercancías en la frontera
La Delegación del Gobierno de Ceuta ha emprendido su particular lucha contra el contrabando de mercancías en la frontera con Marruecos, que es la principal causa de incidentes y agresiones a la Guardia Civil en la ciudad autónoma. En la última operación, para la que los antidisturbios del instituto armado tuvieron que acordonar literalmente la periférica barriada de Príncipe Felipe, se detuvo al menos a 66 personas, entre comerciantes, dueños de almacenes y porteadores, que se suman a las 27 que fueron puestas a disposición judicial la semana anterior.
De momento, en estas dos actuaciones, la Unidad Orgánica de la Policía Judicial y la Oficina de Análisis e Información Fiscal de la Comandancia de la Guardia Civil han decomisado mercancía valorada en unos 300.000 euros, han intervenido numerosos vehículos y han precintado, con orden judicial, algunas naves comerciales de los polígonos industriales próximos a la frontera del Tarajal donde se almacenaba la mercancía.
Y es que el delegado del Gobierno, Jerónimo Nieto, en la ciudad desde mayo, se ha propuesto erradicar una de las prácticas habituales desde hace unos años en el perímetro fronterizo que separa la ciudad española de territorio marroquí: el lanzamiento indiscriminado hacia Marruecos de bultos con mercancía a través de la verja.
Es lo que en Ceuta se conoce popularmente como el voleibol, una actividad ilegal a todas luces puesto que estos productos no cruzan la frontera bajo control, sino que son lanzados materialmente al otro lado para evitar su fiscalización por parte de las autoridades españolas. "De lo que se trata es de normalizar la situación en el perímetro del Tarajal", explicaba recientemente Nieto.
Lanzar mercancía hacia Marruecos es difícil. Es necesaria la implicación de grupos organizados de porteadores marroquíes que, por una parte arrojen los bultos, para lo que deben alcanzar una altura superior a los 3,10 metros (altura actual de la verja, aunque se duplica ya en algunos tramos) y por otra, individuos que distraigan la atención de los agentes que custodian el perímetro, algo que hacen sobre todo apedreándoles y obligándoles, casi a diario, a emplear material antidisturbios.
Se provocan incidentes que desvían la atención y que se han saldado en lo que va de año con más de un centenar de agentes heridos de diversa consideración, según fuentes de la Asociación Unificada de la Guardia Civil.
Todo ello ocurre en el Tarajal, una zona fronteriza en la que coexisten tres polígonos comerciales y que son el único pulmón comercial de la ciudad, que mueve 600 millones de euros cada año gracias a un comercio atípico con Marruecos que genera el 70% de la actividad económica, aunque según los datos de la Cámara de Comercio, desde 2002 esa aportación se ha reducido prácticamente a la mitad.
Una actividad atípica puesto que las autoridades marroquíes no reconocen la aduana comercial de la frontera ceutí, lo que hace que el comercio que se practica entre ambos territorios se sitúe en un limbo jurídico y administrativo de complicada salida.
La Delegación del Gobierno estima que 30.000 marroquíes cruzan cada día la frontera con Ceuta y de ellos, un 90% lo hace para trasladar mercancías, productos de hogar y alimentación sobre todo, que compran en la ciudad española y que revenden en los zocos de los pueblos del norte de Marruecos.
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