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La UE asume en Bosnia la misión de paz más ambiciosa de su historia

7.000 soldados de la Unión toman el relevo de la Fuerza de Estabilización dirigida por la OTAN

La Unión Europea asumió ayer en Bosnia la más importante misión de paz de su historia al tomar 7.000 militares de la Operación Althea el relevo de la Fuerza de Estabilización (Sfor) que durante nueve años ha dirigido la OTAN. "Es un momento histórico", dijo el secretario general de la Alianza, Jaap de Hoop Scheffer, al pasar el testigo en Sarajevo a Javier Solana, alto representante para la Política Exterior de la Unión. Solana aseguró que la UE "acepta la nueva responsabilidad en Bosnia con el ánimo de ser tan eficaz como su predecesora". Sobre el terreno quedan desafíos de distinto tipo.

Desafío meramente técnico el capturar a los prófugos Radovan Karadzic y Ratko Mladic. Más trascendente para la Unión, el demostrar que puede convertirse en un agente con fuerza en la escena internacional.

La ceremonia de traspaso de poderes se realizó en Camp Butumir, en las afueras de Sarajevo, donde la bandera azul de la Unión ondea desde ayer con el objetivo no declarado de dar credibilidad a las aspiraciones de protagonismo internacional de los Veinticinco. Es "un momento histórico, un punto de inflexión para el desarrollo de Bosnia-Herzegovina", indicó De Hoop Scheffer, quien subrayó cómo tras nueve años de presencia aliada, "los ciudadanos de este país ya no viven con miedo, las instituciones del Estado funcionan y los derechos del hombre son respetados".

Fue una visión muy optimista. La guerra hace años que dejó de ser una amenaza para Bosnia, pero los odios y recelos entre bosnios, croatas y serbios siguen, y el país vive de la generosidad de la comunidad internacional (casi 6.000 millones de euros desde 1995).

"La UE asume hoy una nueva responsabilidad en Bosnia y va a cumplir su misión con el mismo ánimo y eficacia que su predecesora", señaló Solana, mentor de la estrategia de proyección internacional que ahora se somete a su más seria prueba. Althea se propone mantener la seguridad en Bosnia, combatir la delincuencia y detener a Karadzic y Mladic, acusados por el Tribunal Penal Internacional de ser los principales responsables de matanzas como la de Srebrenica (unos 8.000 asesinados en 1995) o Sarajevo (del orden de 12.000 caídos en tres años de asedio).

Althea es una prueba de fuego para la UE, que aún se resiente en los Balcanes del dictum maximalista de 1991, en los prolegómenos de la serie de guerras que durante toda la década asolaron la región: "Ha llegado la hora de Europa", dijo entonces Jacques Poos, el ministro de Exteriores de Luxemburgo, país que presidía la UE.

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La impotencia y las divisiones europeas impidieron atajar la crisis hasta que, finalmente, la OTAN (EE UU, por otro nombre) tomó la iniciativa. La Alianza abrió fuego por primera vez en su historia en los Balcanes y lo estuvo haciendo hasta que en 1999 acabó la serie bélica. La guerra de Bosnia (1992-1995) creó en la población la certidumbre de que la OTAN era algo de fiar, y la UE, no.

La OTAN, que conservará unos 150 efectivos, va a mantener un ojo sobre Althea, además de continuar tras la pista de los prófugos. Hace unos días, el general B. B. Bell, comandante del Ejército de EE UU en Europa, señaló que erraban quienes consideraran que la retirada americana abre un resquicio a los revoltosos. En caso de necesidad, advirtió, miles de soldados americanos destacados en Italia y Alemania podrían volver de inmediato para ayudar a los europeos.

Soldados de varios países, ayer en Camp Butmir, Sarajevo, durante el trapaso de poderes entre las fuerzas dirigidas por la OTAN y las europeas.
Soldados de varios países, ayer en Camp Butmir, Sarajevo, durante el trapaso de poderes entre las fuerzas dirigidas por la OTAN y las europeas.AP

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