Profesional, analógico; jubilado digital.
Antonio Calvo Pedrós, fotógrafo profesional de toda la vida (50 de sus 69 años), le ha cogido el gusto a la fotografía digital una vez jubilado. Con sus cámaras analógicas ha plasmado la historia de Zaragoza desde las gestas futbolísticas de los Siete Magníficos al incendio del hotel Corona de Aragón. Acostumbrado a ir cargado con una bolsa de 30 kilos, ahora le basta con una cámara digital de 200 gramos. Cree que a la fotografía analógica de aficionado le quedan dos años y se preocupa por las tiendas de revelado tradicional.
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