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Columna
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Parlamentos

Cuando los parlamentos están vivos algunos creen que se nota en la bronca y sin embargo es dudoso, es más seguro que su vida manifiesta cuando se aprueban leyes para mejorar la vida democrática, vaya, que el Parlamento es una asamblea legislativa en la que, según el ideal, se parlamenta o se negocia con los adversarios para llegar a acuerdos, aunque tantas veces, lamentablemente, haya parlamentarios que abandonan la dignidad de su condición para convertirse en parlanchines que hablan de manera inoportuna, cuando no directamente ofensiva y altisonante.

Ocurre en todos los parlamentos del mundo dicen quienes quieren disculpar esos excesos y es cierto, ocurre en todos los parlamentos del mundo, lo cual no es un dato más que de cantidad y desde luego de ninguna manera de calidad.

La calidad de la vida parlamentaria es otra cosa. Por ejemplo, es calidad de vida parlamentaria ver cómo mediante la negociación se consiguen acuerdos, o también, por supuesto, que funcionen la mayoría aprobando leyes prometidas en programas electorales, y es una verdadera fiesta de calidad de vida parlamentaria ver a todos los grupos de acuerdo en algún asunto que afecte a la salud democrática.

Hace aproximadamente dos meses el presidente Chaves propuso a los líderes de todos los partidos en el Parlamento de Andalucía un acuerdo de "impulso democrático" con una serie de medidas de transparencia de la vida pública.

La negociación, salvo algún fleco pendiente, parece que esta vez ha funcionado y todo indica que el acuerdo está a punto de alcanzarse para que pueda ser firmado y aprobado en el próximo pleno, un acuerdo que implica la reforma de algunas leyes importantes.

Alguien dijo alguna vez que los partidos discuten no para convencerse, sino para decirse mutuamente cosas desagradables. Por eso cuando negocian, ceden y acuerdan, hacen todo lo contrario de lo que más les gusta a ellos, especialmente a algunos profesionales de la crispación, pero, sin duda, lo que más beneficia a todos los ciudadanos.

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