_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Parlamentos

Cuando los parlamentos están vivos algunos creen que se nota en la bronca y sin embargo es dudoso, es más seguro que su vida manifiesta cuando se aprueban leyes para mejorar la vida democrática, vaya, que el Parlamento es una asamblea legislativa en la que, según el ideal, se parlamenta o se negocia con los adversarios para llegar a acuerdos, aunque tantas veces, lamentablemente, haya parlamentarios que abandonan la dignidad de su condición para convertirse en parlanchines que hablan de manera inoportuna, cuando no directamente ofensiva y altisonante.

Ocurre en todos los parlamentos del mundo dicen quienes quieren disculpar esos excesos y es cierto, ocurre en todos los parlamentos del mundo, lo cual no es un dato más que de cantidad y desde luego de ninguna manera de calidad.

La calidad de la vida parlamentaria es otra cosa. Por ejemplo, es calidad de vida parlamentaria ver cómo mediante la negociación se consiguen acuerdos, o también, por supuesto, que funcionen la mayoría aprobando leyes prometidas en programas electorales, y es una verdadera fiesta de calidad de vida parlamentaria ver a todos los grupos de acuerdo en algún asunto que afecte a la salud democrática.

Hace aproximadamente dos meses el presidente Chaves propuso a los líderes de todos los partidos en el Parlamento de Andalucía un acuerdo de "impulso democrático" con una serie de medidas de transparencia de la vida pública.

La negociación, salvo algún fleco pendiente, parece que esta vez ha funcionado y todo indica que el acuerdo está a punto de alcanzarse para que pueda ser firmado y aprobado en el próximo pleno, un acuerdo que implica la reforma de algunas leyes importantes.

Alguien dijo alguna vez que los partidos discuten no para convencerse, sino para decirse mutuamente cosas desagradables. Por eso cuando negocian, ceden y acuerdan, hacen todo lo contrario de lo que más les gusta a ellos, especialmente a algunos profesionales de la crispación, pero, sin duda, lo que más beneficia a todos los ciudadanos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_