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¿Vuelve la recesión a Japón?

Antonio Carrascosa

La reciente publicación del dato del PIB del tercer trimestre de 2004 -con un paupérrimo 0,1% de crecimiento sobre el trimestre anterior, que en tasa anualizada asciende a un 0,3%- ha confirmado la clara desaceleración del crecimiento japonés, que se inició en el segundo trimestre del presente año. Tras la euforia desatada con los espectaculares datos de crecimiento del PIB en el periodo octubre 2003-marzo 2004, la desconfianza ha vuelto a aparecer en algunos foros: ¿se está agotando la recuperación? ¿Puede reaparecer la recesión económica? Vamos a ver en este artículo que no parece probable un escenario recesivo en Japón para los próximos trimestres.

Ante todo, hay que comentar que las empresas japonesas están en una posición mucho más sólida que en anteriores recuperaciones, gracias, básicamente, a sus ajustes patrimoniales, a los altos niveles de beneficios registrados, a la fortaleza de sus inversiones en bienes de capital y al incremento de la productividad del trabajo.

"El primer riesgo para la economía japonesa es el recalentamiento de la economía china si las medidas de corrección de su Gobierno no son suficientes"
"Aunque la desaceleración del crecimiento japonés es clara en los dos últimos trimestres, no es probable una nueva recesión a corto plazo"
"Desde el estallido de la 'burbuja', a pesar de la evolución irregular de los salarios, el comportamiento del consumo privado ha sido relativamente estable"

Sobre los ajustes de las empresas cabe destacar los resultados en el terreno de los costes laborales. Antes del estallido de la burbuja especulativa de los años ochenta, la participación de los costes laborales en la renta nacional oscilaba entre el 55% y el 60%. Durante la crisis de los noventa, dicha participación subió extraordinariamente, y sólo tras el proceso de ajuste estructural realizado por las empresas, la participación del trabajo oscila ahora en torno al 63%. Evidentemente, esta contención de los gastos salariales ha favorecido la recuperación sólida de los beneficios y de la inversión.

También el reajuste de los niveles de endeudamiento de las empresas ha sido muy significativo. Usando como indicador la relación deuda/capital para las empresas no financieras, el Fondo Monetario Internacional considera que el endeudamiento de las mismas está en unos niveles no vistos desde comienzos de los años sesenta. Esto quiere decir que el exceso de endeudamiento, que ha sido uno de los llamados tres "excesos" de la economía japonesa y que resultaba ser un reflejo del exceso de capacidad productiva, puede darse por liquidado.

La reciente evolución de los beneficios empresariales garantiza la sostenibilidad de los actuales ritmos de inversión privada. En concreto, durante el periodo octubre 2001-junio 2004, todos los trimestres, excepto uno, han registrado un crecimiento positivo de los beneficios ordinarios. En 2004, la tasa de crecimiento interanual de dicha variable ha sido de un 24,6% en el primer trimestre y un 34,3% en el segundo. Por su parte, la inversión en capital fijo ha crecido un 12,2% en el año fiscal 2003 y se estima que crezca más del 8% en 2004. Pero no sólo cabe destacar el dinamismo de la inversión en nuevas instalaciones productivas, ya que desde 2003 también crece vigorosamente la liquidación de la capacidad productiva obsoleta. Todo esto ha conducido a una reducción de la edad media de dichas instalaciones y a un incremento de la eficiencia en el uso del stock de capital del sector privado -acercándonos al grado de eficiencia medio de la década de los ochenta-.

La productividad del trabajo está creciendo a un ritmo anual del 4-5% como resultado de las reformas estructurales acometidas por las empresas y del fuerte proceso inversor registrado. Estos aumentos de productividad mitigan las presiones alcistas sobre los precios de productos finales y mejoran la competitividad externa de la economía japonesa.

Riesgos

Como podemos ver, la resistencia de la economía japonesa a shocks internos y externos es mucho mayor que hace unos años, aunque esto no significa que estos últimos no puedan producirse. ¿Qué riesgos para la economía japonesa se divisan actualmente? En primer lugar, cabe señalar la evolución de la sobrecalentada economía china. Según el FMI, el mayor riesgo a corto plazo para ésta es que las medidas adoptadas hasta el momento por el Gobierno no sean suficientes para asegurar un "aterrizaje suave" de dicha economía. El FMI nos recuerda dos ciclos anteriores de la economía china (1986-1990 y 1991-1997) en los que la ralentización del crecimiento del PIB, como respuesta a un sobrecalentamiento de la economía, fue más "dura" en el primero que en el segundo. Si la respuesta ahora es similar al soft landing registrado en el último ciclo, el riesgo para la economía japonesa sería mucho menor.

Incluso si el shock es significativo, los efectos para la economía japonesa serían previsiblemente tolerables. El FMI ha estimado el impacto de una reducción del crecimiento de las importaciones de China derivada de una caída en la inversión en dicho país sobre Japón y otros países asiáticos. En concreto, una reducción de una sola vez de un 10% del crecimiento de las importaciones chinas restaría un 0,5% de crecimiento del PIB real japonés.

Un segundo riesgo para la economía japonesa se deriva de un posible fortalecimiento de las actuales presiones bajistas sobre el dólar y, en consecuencia, de las presiones apreciatorias sobre el yen. Hasta el momento, las autoridades monetarias japonesas han conseguido contrarrestar dichas presiones a través de masivas intervenciones en los mercados de cambios, por lo que sólo en un escenario de grave crisis financiera internacional, que actualmente se considera remota, podría verse afectada de manera grave la economía japonesa.

Otro riesgo, esta vez interno, que se comenta últimamente es el de un ajuste severo de inventarios. Efectivamente, desde hace casi medio año se está registrando una acumulación involuntaria de inventarios, lo que anticipa una reducción de la producción. Sectorialmente, destaca el ritmo de acumulación de stocks en el sector de productos y componentes electrónicos, que, aunque sólo representa un 11,4% de la producción industrial, explica la evolución del ciclo de inventarios global y el de la producción industrial. No obstante, muchos analistas no esperan que el ajuste sea dramático, ya que:

- Se espera que la demanda del sector de electrónica se mantenga al menos durante 2005.

- En la actualidad, el nivel de la citada acumulación de stocks del sector de productos y componentes electrónicos es de un 60% del nivel alcanzado en 2001 -justo antes de un reajuste duro de inventarios-, por lo que no se prevé un ajuste como el del año citado.

- El nivel de los inventarios acumulados es bajo en el conjunto de los sectores manufactureros.

¿Y qué decir del consumo privado? ¿Puede ser un factor desestabilizador de la demanda agregada japonesa? Claramente, no. Desde el estallido de la burbuja y a pesar de la evolución poco dinámica e irregular de las rentas salariales, el comportamiento del consumo privado ha sido relativamente estable, y justo así ha funcionado el consumo en el tercer trimestre de 2004, ligeramente positivo, mientras era negativo el comportamiento de la inversión privada y del sector exterior. Además, parece probable que se mantenga el tono positivo del consumo privado, ya que la evolución reciente del mercado de trabajo no ha sido negativa. De hecho, los últimos datos disponibles muestran que la tasa de desempleo ha descendido hasta el 4,8%, lo que se explica por una reducción del número de desempleados y, especialmente, por un ligero aumento de la población activa. Por otro lado, se prevé un incremento de las gratificaciones extraordinarias de invierno.

El peso del petróleo

¿Y qué puede decirse de la subida de los precios del petróleo? En principio, esta subida ha cogido más preparada a la economía japonesa que en los años setenta y ochenta. Por ejemplo, hoy Japón utiliza una tercera parte del petróleo que usa EE UU para producir una unidad equivalente de PIB. En el World Economic Outlook de septiembre, el FMI simulaba los efectos sobre el PIB de una subida de cinco dólares el barril. En el caso de Japón, el PIB se reducía un 0,2% (para EE UU, un 0,4%). Como el aumento que se ha registrado en realidad este año ha sido unas tres veces mayor, si éste se mantuviera, el efecto negativo para el PIB de Japón sería de un 0,6%. Incluso sin cuestionar algunos supuestos de este análisis, puede verse claramente que el impacto de la actual subida, e incluso de una mayor, es asumible, especialmente cuando las presiones inflacionistas son menores de las esperadas por el FMI, ya que sigue creciendo la productividad y reduciéndose los costes laborales unitarios.

Como conclusión, podemos afirmar que, aunque la desaceleración del crecimiento japonés es clara en los dos últimos trimestres, no es probable una nueva recesión en Japón a corto plazo. De hecho, el FMI, en septiembre, estimaba un crecimiento del PIB real, para 2004 y 2005, del 4,4% y del 2,3%, respectivamente. Con respecto a la estimación realizada por el FMI en abril de 2004, la citada institución ha revisado al alza sus previsiones para Japón para los dos años citados, a diferencia de lo que ha hecho para otras áreas económicas: economías avanzadas, área euro y EEUU.

Antonio Carrascosa Morales es técnico comercial y ex consejero económico y comercial de la Embajada de España en Tokio

Heizo Takenaka, ministro japonés de Economía.
Heizo Takenaka, ministro japonés de Economía.REUTERS

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