¿Cambio en Corea del Norte?
Diplomáticos occidentales aseguran que el retrato de Kim Jong Il ha sido retirado de lugares públicos para dejar el de su padre, Kim Il Sung
Corea del Norte, uno de los países más secretos del mundo, ha sido en los últimos días testigo de una serie de acontecimientos relacionados con su máximo dirigente, que, según algunos expertos, revelan que, aunque de forma ligera, algo está cambiando en el régimen que con puño de acero lidera Kim Jong Il.
Diplomáticos occidentales y la agencia de noticias rusa Itar Tass -uno de los pocos medios extranjeros autorizados a trabajar en Corea del Norte- aseguran que el retrato del idolatrado gobernante ha sido descolgado de algunos lugares públicos para dejar únicamente el de su padre, Kim Il Sung, presidente del país a pesar de que falleció en 1994. Y, según el Ministerio de la Unificación de Corea del Sur, los funcionarios norcoreanos en el extranjero han comenzado a dejar de lucir sobre el corazón la chapita con la imagen del Querido líder para llevar únicamente la de su padre, el Gran líder.
Los observadores no creen que el dictador esté perdiendo las riendas del poder
Kim Jong Il ha promovido durante años su estatuto de semidiós y es objeto de un culto a la personalidad inquebrantable en el país, por lo que la bajada de su perfil público ha hecho surgir intensas especulaciones sobre la posibilidad de que se estén preparando alteraciones en la estructura de poder del régimen estalinista.
Pyongyang ha salido rápidamente al paso, ha negado que se hayan quitado los retratos y ha replicado que estas informaciones no son más que mentiras difundidas por Estados Unidos y los países que quieren derrocar al régimen. "Es estúpido y ridículo. Es como intentar quitar el sol del cielo. La adoración por el líder surgió de la vida del pueblo, y esto nunca cambiará", han declarado funcionarios del Ministerio de Asuntos Exteriores.
El Gobierno chino se ha pronunciado en la misma línea y ha desmentido las informaciones del diario surcoreano Joong Ang Ilbo, que cita fuentes en Washington, según las cuales Pekín ha enviado 10.000 soldados junto a la frontera norcoreana para hacer frente a las consecuencias de potenciales incidentes políticos en el país vecino. "Carecen de fundamento y son poco razonables.
hay estabilidad política y desarrollo económico", ha dicho el vice ministro chino de Asuntos Exteriores Wu Dawei. Seúl afirma que, pese a la reducción del culto a Kim Jong Il, no ve "señales anormales" en el norte.
Analistas y expertos en la península aseguran que, dado el ocultismo de Pyongyang, es difícil saber la trascendencia de lo que está ocurriendo, pero sí creen que Kim, sometido a una gran presión por el contencioso que mantiene con Washington sobre su programa nuclear, está lanzando una señal a la comunidad internacional. "Esto es una muestra de que puede estar produciéndose un cambio sensible dentro de Corea del Norte, aunque no es posible saber el contenido ni el alcance", explica Wookhee Shin, director del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad Nacional de Seúl. "Kim Jong Il está intentando enviar una señal, mostrar cierta actitud pacífica. Pero esto no significa que vaya a producirse una modificación sustancial respecto al problema nuclear".
Los observadores no creen que el también llamado Querido Comanda Supremo esté perdiendo las riendas del poder, sino más bien que pretende mejorar su imagen en el exterior y rebajar la percepción que existe en el extranjero de la excesiva idolatría de que es objeto por parte de sus ciudadanos. Según Chung Yun Ho, investigador del Instituto de Desarrollo de Corea, "está intentando rebajar su papel para evitar la responsabilidad en el fracaso económico".
¿Redundarán los gestos de Kim en un avance de las negociaciones para poner fin a la crisis atómica? "Eso es un asunto diferente. La estrategia norcoreana ha sido siempre utilizar la amenaza. Es lo único que podía hacer. Es complicado prever cuál será el siguiente movimiento, pero tras la reelección de Bush tendrá que sentarse a la mesa y acudir a las conversaciones a seis bandas
[con EE UU, China, Rusia, Corea del Sur y Japón], aunque al mismo tiempo intentará negociar de forma bilateral con Estados Unidos", dice Chung. "La posición de las dos partes no ha variado un ápice, así que llevará algún tiempo antes de poder llegar a un acuerdo. El problema es que la esencia de la disputa nuclear está ligada a la supervivencia misma del régimen norcoreano", afirma Shin.
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