Pena de 22 meses de cárcel para el médico de 'la Juve'
El doctor Agricola proporcionó EPO al equipo entre 1994 y 1998, según el tribunal
El Juventus de Turín utilizó durante años el dopaje para incrementar el rendimiento de futbolistas como los franceses Zidane y Deschamps, el alemán Koehler y el italiano Del Piero. Un tribunal de su ciudad consideró probado que, al menos entre 1994 y 1998, el club más representativo de Italia proporcionó EPO (un tratamiento que enriquece la sangre con glóbulos rojos) a sus jugadores y cometió "fraude deportivo". El juez Giuseppe Casalbore estimó que el único culpable es el médico de la sociedad, Riccardo Agricola, y le condenó a un año y diez meses de cárcel. El consejero delegado, Antonio Giraudo, resultó absuelto.
El proceso, que generó grandes tormentas en el mundo futbolístico, concluyó a la italiana. Se reconoció el uso de EPO y el consiguiente engaño, lo que en otras disciplinas y situaciones habría supuesto graves sanciones y retiradas de trofeos -durante el cuatrienio estudiado por los fiscales, la Juve ganó tres Ligas y una Copa de Europa-, pero se absolvió a todos los presuntos implicados, salvo al médico. El texto completo de la sentencia debería darse a conocer en los próximos tres meses y existe curiosidad por saber cómo se justifica el señalamiento del doctor, y de un farmacéutico que ya aceptó con anterioridad una pena de cinco meses, como responsable único.
Luigi Chiappero, uno de los abogados del Juventus, afirmó que el fallo constituye simplemente "el partido de ida en un terreno desfavorable". "Apelaremos de inmediato y en la Audiencia, con tres magistrados, ganaremos el de vuelta", pronosticó.
Giraudo se felicitó porque la sentencia deja "limpio el nombre del club" y aseguró que Agricola seguirá en su puesto. "Algún día se reconocerá su inocencia", dijo. Agricola se declaró "víctima de un experimento jurídico" en el que se ha sentido "como una cobaya humana".
El gran vencedor moral resultó Zdenek Zeman, que en 1998, cuando entrenaba al Roma, declaró a la prensa que el fútbol italiano debía "salir de la farmacia". El Juventus, el gran poder fáctico del calcio, se echó entonces a la yugular de Zeman, a quien todo empezó a salirle mal: los arbitrajes, los resultados y, al fin, su trayectoria profesional. Así, Zeman tuvo que abandonar Italia y después aceptar empleos en las categorías inferiores. Mientras tanto, la fiscalía de Turín se había preguntado por qué el Juventus se daba por aludido cuando se hablaba de "farmacia" y empezó a investigar. Zeman volvió a principios de la actual temporada a la Primera División italiana, al frente del Lecce. Y ayer un juez le dio la razón en sus denuncias contra el dopaje.
Aunque la sentencia se refiere exclusivamente al Juventus, de los centenares de testimonios escuchados en las audiencias se deduce que el dopaje estaba relativamente extendido en el fútbol italiano al menos hasta 1990, cuando se endureció la vigilancia, puesto que antes los controles eran casi inexistentes.
Una larga serie de jugadores desfiló ante el tribunal para prestar declaración. Empezó Del Piero, en 1998. Siguieron Maradona -convocado en horas nocturnas-, Birindelli, Tacchinardi, Pessotto, Conte, Baggio, Ravanelli, Peruzzi, Lombardo, Amoruso, Ferrara, Vialli y Zidane. Todos alegaron ignorancia.
Los fiscales pidieron, en sus conclusiones, tres años y dos meses para el médico Agricola y dos años y un mes para el consejero delegado Giraudo. La defensa había solicitado la absolución para todos los acusados.
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