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'Colocado' por Rato y Teófila

La alcaldesa de Cádiz y presidenta del Consorcio de la Zona Franca de Cádiz, Teófila Martínez, impuso en julio de 1996 el nombramiento de Manuel Rodríguez de Castro por encima de la opinión del PP de Cádiz, que no entendió la llegada de un delegado sin experiencia. El militante elegido por los populares gaditanos, Antonio Grimaldi, fue refrendado por todos los órganos del PP, hasta que llegó al Consejo de Ministros. Allí, el entonces titular de Hacienda, Rodrigo Rato, prefirió a Rodríguez de Castro ante las presiones ejercidas por Teófila Martínez.

Al estallar los escándalos, Martínez arremetió contra el mensajero que desveló el asunto -amenazó con querellas a algunos medios de comunicación- y ordenó cerrar filas en torno al aludido. Nunca admitió fallos, y sólo cuatro años después, semanas después de que el Tribunal de Cuentas confirmara todas las denuncias, Martínez se desmarcó de su antiguo hombre de confianza y le pidió que devolviera los 600.000 euros que no justificó. Ahora ha vuelto a recuperar su vieja costumbre de notarios y querellas con las que ha amenazado a José de Mier por acusarla de "conocer y tolerar todas las irregularidades" de la Zona Franca como presidenta de esta organismo.

Rodríguez de Castro, de 40 años, se caracterizó en los cuatro que pasó en Cádiz por su apego al lujo en una ciudad con la renta per cápita más baja del país. Tenía un elevado culto por la imagen personal y por el desmesurado gasto en lo selecto. Solicitó coches oficiales y medidas especiales de seguridad y atención en los aeropuertos de Jerez y Nueva York aludiendo a su rol de alto cargo del Estado. Sonadas fueron sus facturas de 2.400 euros por una noche de hotel en Miami o el uso profuso que hizo de las limusinas en sus viajes por América. Ahora nadie sabe dónde está. Lo último que se conoce data de marzo de este año. Entonces residía entre México y Miami y era el presidente de la empresa Agencia-Hispana. Era consejero además de las firmas Electra y Iusacell, dos grupos mexicanos cuyo propietario es el empresario Ricardo Salinas, que ha sido investigado por la justicia mexicana en reiteradas ocasiones por presunto delito de corrupción.

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