Barroso obliga al comisario Barrot a reconocer que fue condenado
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, inició ayer las negociaciones con el del Parlamento Europeo, Josep Borrell, para evitar una nueva crisis en el Ejecutivo que mañana inicia su mandato. Barroso transmitió a Borrell que el comisario francés, Jacques Barrot, le hará llegar "todas las informaciones necesarias relativas a su situación personal". Es decir, que Barrot, encargado de Transportes, dirá seguramente por escrito a Borrell que fue condenado en 2000 por financiación irregular de su partido, un dato que desconocía la Cámara cuando votó el jueves a favor de la investidura del nuevo Ejecutivo comunitario.
La Comisión informó ayer tarde en un comunicado del contacto entre Barroso y Borrell. Personas próximas a Barrot dijeron que el comisario francés pensaba hablar este fin de semana con Borrell. Personas conocedoras de los contactos precisaron que Barroso le había pedido a Barrot ese gesto ante el Parlamento Europeo.
Esas conversaciones e iniciativas se producen cuando los líderes parlamentarios de la Eurocámara aún no acaban de digerir que el pleno votó el jueves sin saber que el comisario francés había sido condenado en 2000 a ocho meses de prisión, junto con otros dos dirigentes de su partido -el conservador Centro de los Demócratas Sociales (CDS)-, aliado del presidente Jacques Chirac. Barrot, como todos los políticos condenados a menos de nueve meses por motivos similares, fue amnistiado.
Sólo París lo sabía
En el caso de los amnistiados, la estricta legislación francesa obliga a eliminar toda huella e incluso prohíbe difundir referencias a la condena. Escudándose en ello, ni París comunicó nada al respecto cuando designó hace unos meses comisario a Barrot ni éste incluyó ese dato en el examen ante los eurodiputados. Tampoco Barroso supo nada, hasta el punto de que llegó a ofrecer a Barrot la cartera de Justicia, como ha reconocido el propio político portugués.
La condena contra Barrot fue mencionada en el pleno del jueves en Estrasburgo por el destacado euroescéptico británico Nigel Farage. Nadie le creyó. Uno tras otro, los jefes de filas le afearon su actitud y hasta le exigieron que se retractara. Asustado, Farage anunció que retiraría sus palabras si se demostraba que se había equivocado. Pero no, tenía razón y sólo los franceses lo sabían, pero fueron precisamente éstos los que más protestaron y amenazaron con llevar a Farage a los tribunales.
Minutos después, los eurodiputados avalaron a la Comisión con el 66% de sus votos. Pasaron bastantes horas hasta que los parlamentarios, que enseguida abandonaron Estrasburgo para volver a sus lugares de origen, supieran que sí, que Barrot estuvo condenado. Quince días antes, y por presiones parlamentarias, la comisaria designada por Letonia, Ingrida Udre, había tenido que dejar el puesto porque estaba siendo investigada por un caso de financiación irregular de su partido. Los medios franceses lo contaron, pero sin referencia alguna a Barrot.
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