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Entrevista:JEAN NOUVEL | Arquitecto

"Hemos planteado el desarrollo de Valencia en términos sensibles"

Miquel Alberola

Pregunta. ¿Cuál fue su impresión de la ciudad la primera vez que vio Valencia desde un avión?

Respuesta. Descubrí Valencia hace seis meses. Rápidamente vi cuál era la cuestión que me podía ser planteada y la observé con una mirada especial. Valencia es una de las grandes ciudades históricas españolas y enseguida vi que se ha ido desarrollando por radioconcentricidad, un poco como lo ha hecho París, y que está bastante separada del puerto. Lo que me sorprendió fue ese gran parque inerte del Turia, ese gran parque central con ese río como fosilizado. Para mí es una anomalía extraordinaria cuya naturaleza puede condicionar y estructurar la vida de la ciudad. Rápidamente me planteé la relación de este río con el mar y cómo podía desarrollarse. Si hablamos de la evolución del litoral de Valencia, ésta es una cuestión clave. Por otro lado observé también qué ocurría alrededor, y lo que me sorprendió, además de la historia, es la geografía. Todo este desarrollo de la horticultura en una zona de llanura rodeada de montañas. El desarrollo de las ciudades es una cuestión clave cuando hablamos de la relación de la ciudad con el campo. Ahí volvemos a encontrar todo el entramado del sistema de agua, que representa también una gran identidad. También me sorprendió la forma de desarrollarse la ciudad, de forma estructurada, con edificios bastante rígidos, calculados con gran formato, y ese puerto industrial con esa animación tan visible en sus explanadas de contenedores. Y esas grandes playas como la del norte, bastante equipada, y la del sur, con sus arrozales y L'Albufera. Es algo impresionante.

"Vamos a intentar una reapropiación positiva de la huerta por parte de los valencianos"
"El futuro se construye a partir de lo que precede y mi propuesta da valor a lo que existe"

P. ¿Cómo la ve desde abajo?

R. He ido paseando por diferentes barrios como el del Cabanyal, que es muy sorprendente en el plano de la identidad, con esas pequeñas casas con sus mosaicos, sus azulejos. Esa acumulación en el plano de la arqueología que muestra que es algo que hay que ampliar y salvaguardar. En estos estudios es muy importante cruzar la mirada exterior con la mirada interior, y los diagnósticos y las propuestas suelen desarrollarse en ese diálogo porque hay cosas que nos parecen sorprendentes que quizás son triviales para los que viven en Valencia. Cuando conocemos otras ciudades podemos identificar lo que resulta sorprendente, lo que es singular y deriva de la identidad profunda. Pretendemos, sobre todo, trabajar esa identidad profunda. El trabajo que estamos desarrollando en Valencia con la iniciativa de Ignacio Jiménez de Laiglesia es algo que no suele ocurrir dentro de lo que es el análisis de las ciudades actuales porque todos los planos urbanísticos suelen desarrollarse en un estudio de urbanismo, en el seno de procesos administrativos muy pesados y a través de enfoques que suelen ser muy funcionales, ligados a las principales redes, al enfoque de la densidad de los terrenos... Y aquí hemos planteado el desarrollo de la ciudad en términos sensibles. Creo mucho en el hecho de que hay urbanismos que matan de entrada cualquier poesía de una arquitectura futura porque las condiciones iniciales son penalizadoras. Hemos intentado retomar el desarrollo de la ciudad en otro sentido, a partir de la historia y la geografía, y viendo qué podemos hacer para fomentar esta identidad y en qué sentido el urbanismo puede realizarse con un máximo de calidad.

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P. Normalmente es la Administración la que solicita a un arquitecto que le haga una propuesta y no al revés. ¿Qué le ha movido a hacerlo?

R. La normativa valenciana autoriza al sector privado a realizar propuestas a la ciudad que pueden ser integradas en el plano urbanístico.

P. ¿Su estrategia urbana conforma un todo?

R. La cuestión que se me ha planteado está ligada a un perímetro establecido: el desarrollo de Valencia ligado al litoral. Es una respuesta global. Es evidente que un proyecto como éste, de 1.800.000 metros cuadrados, va a desarrollarse a lo largo de 10 o 15 años. Hoy hay circunstancias que hacen que el puerto tenga que moverse. Con la Copa del América hay grandes terrenos que van a librarse y requieren un desarrollo urbano, pero lo que más cuenta en intenciones como ésta es la actitud y las grandes líneas que dan valor a la historia y la geografía de Valencia, permitiendo constituirse en una aceleración histórica, porque visiblemente Valencia tiene la ambición de desarrollarse de manera fuerte y conquistar una posición más fuerte en el Mediterráneo y en España.

P. ¿Cómo ve Valencia respecto a Madrid y Barcelona?

R. Como competencia.

P. ¿Su plan supone un cambio de naturaleza para Valencia?

R. Espero que no afecte, pero todo proyecto forja la identidad. Valencia no podrá construir casi dos millones de metros cuadrados sin que su identidad sea afectada. Lo que resulta importante es ver cómo podemos construir esto haciendo las playas más atractivas, cómo hacer que el Turia y su gran parque lleguen al estuario y al puerto convirtiéndose en algo único, cómo proteger el patrimonio del puerto y los edificios históricos... Ver cómo, en definitiva, el desarrollo de la ciudad refuerza esta identidad y sea una afirmación de su carisma y su fuerza.

P. Propone un proyecto global para una ciudad habituada a soluciones de microdetalle, que además actúa sobre El Cabanyal, la Copa del América, el polígono del Grau y el puerto. ¿No se mete en propiedades muy privadas?

R. Toda operación urbana de esa envergadura se desarrolla a través de decisiones que son del orden de la ciudad. Lo que debe ocurrir en este caso es la inserción en los planes de urbanismo de Valencia, y habrá propiedades privadas que sin duda tendrán que cambiar de propietario. El estudio que hemos hecho está bastante detallado para demostrar que todo lo que se va a hacer va en el sentido de reforzar el placer de vivir para los habitantes que se encuentran allí. Habrá un análisis fino con las menos demoliciones posibles y resaltando el patrimonio existente. El futuro se construye siempre a partir de lo que precede y las bases de mi propuesta dan valor a lo que existe. Es un proyecto bastante hedonista.

P. ¿Ha tenido en cuenta el carácter del valenciano en su propuesta?

R. Sí, claro. Todas estas discusiones se han realizado en torno a hábitos y costumbres de Valencia. Lo efímero, por ejemplo, tiene un papel muy importante porque se pretende crear lugares donde los hábitos de Valencia se expresen. Vamos a crear incluso una Plaza del Fuego en medio del puerto que tiene que representar unas diez hectáreas cerca del Museo de la Copa del América. Así que no sólo se trata de una arquitectura fija en la forma, porque de momento es sólo una estrategia y dentro de ella los hábitos, las costumbres y las tradiciones de los valencianos son un motor para determinar esos lugares.

P. ¿Qué le ha sorprendido más de ese carácter valenciano?

R. Quizás el aspecto directo del calor con el que habla. Es una ciudad en algunos aspectos abrupta, que forma parte del carácter valenciano ligado a lo religioso, al fuego, a los petardos.... Así que habrá una serie de plataformas y pantalanes en el agua donde se propone recrear lugares para la fiesta a lo largo de ese estuario.

P. Valencia tiene una asignatura pendiente con el agua.

R. Sin duda. El objetivo de Valencia Litoral es crear una relación muy especial con el agua empezando por el tratamiento de ese estuario, haciendo remontar un canal central en la Avenida de Francia que desaparece después en las geometrías y recuerda una parte de la historia de Valencia ligada a la cultura árabe. Se recrea también la playa de Natzaret, un barrio que la había perdido, y la Malva-rosa se convierte en una playa con mucha actividad. En la playa sur, por el contrario, proponemos conservar el aspecto más salvaje y ligar esas dos imágenes del puerto industrial y del puerto deportivo. Hay siempre sistemas ligados al agua.

P. La huerta juega un papel importante en su estrategia. ¿Para salvarla hay que darle un uso urbano?

R. Es más complicado que esto. Lo primero que vamos a intentar es una reapropiación positiva de la huerta por parte de los valencianos como paisaje. Se retrata una parte de la huerta a través de la extrapolación de su paisaje y a través de un parque urbano con una serie de edificios en el que se conserva toda una arqueología. Lo que resulta interesante es crear la relación de este gran parque urbano de La Punta con la verdadera huerta que está al otro lado. Tratar el límite de la ciudad siempre me ha parecido un problema urbano muy interesante, hacer que sea sensible con la geografía.

P. Aparte de la nómina de arquitectos que le han mostrado su apoyo, ¿hay empresas inmobiliarias detrás de este proyecto?

R. Para mí es un proyecto de estrategia urbana, no de arquitectura. Si se construye algo como esto hacen falta centenares de arquitectos. Hay que ver cuáles son los mejores solistas, los mejores músicos para que haya una profundización. Yo he señalado a los que considero los más adecuados, tanto escala internacional como española y local. Un proyecto como éste pertenece a todos. ¿Empresas inmobiliarias? No las conozco, pero está claro que estamos hablando de un proyecto cuyo motor es la economía. En el desarrollo urbano siempre hay economía y estrategia.

P. ¿Qué lugar ocupa este proyecto entre los que trabaja en la actualidad?

R. Durante los tres últimos meses ha ocupado la mayor parte de mis capacidades. Ha requerido mucha implicación y mucha discusión, porque es un proyecto tanto de análisis como de estrategia ligado a una encrucijada de todas estas ideas. No puedo hacer nada si no me siento totalmente motivado ni si no me gustan los lugares y las personas con los que trabajo. Debo confesar que aquí me he divertido.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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