Mayoría de mayo
Las últimas detenciones de etarras, entre los que podrían figurar algunos autores de los asesinatos cometidos durante los últimos años, contribuyen al fin del terrorismo más que las denominadas propuestas de paz. A su vez, la perspectiva de derrota política de ETA condiciona las actitudes de las formaciones vascas con vistas a los acontecimientos que van a marcar la política de Euskadi en los próximos meses: la votación en el Parlamento de Vitoria del plan Ibarretxe, en diciembre, y las elecciones autonómicas, en mayo.
La propuesta de Batasuna fue presentada por Otegi como un camino hacia la paz, asegurando que ETA sabría valorarla. ETA respondió de inmediato reiterando su amenaza de seguir matando, con la advertencia de que no habrá paz mientras no se retiren de territorio vasco las "fuerzas de ocupación". Lo más extraordinario es que Otegi asegura percibir en esos pronunciamientos de la banda "una voluntad absoluta" de avanzar hacia la paz. Lo que significa que el camino de paz prometido por Otegi es compatible con que ETA siga matando. Su propuesta de Anoeta sería, por tanto, lo de siempre: no una alternativa de paz, sino la utilización del señuelo de la paz para que el resto de la sociedad acepte su programa en una negociación con las pistolas sobre la mesa.
La mención en la propuesta de Batasuna a las "vías exclusivamente políticas y democráticas" -idéntica a la empleada en el pacto de legislatura de 1999 entre Batasuna y el Gobierno de Ibarretxe- buscaba seguramente que el nacionalismo vasco aceptase esa fórmula en lugar del desmarque claro de ETA que le exigían los partidos democráticos. Sorprendentemente, la reacción del PNV ha sido más firme que la del Gobierno vasco. Imaz rechazó claramente cualquier posibilidad de diálogo mientras no desaparezca ETA. El Ejecutivo de Ibarretxe, que se tomó dos días para pensárselo, respondió emplazando a Batasuna a apoyar su plan.
El mensaje ha sido reiterado por el propio lehendakari tras conocerse la posición de ETA: Batasuna "tendrá que dar explicaciones si impide con sus votos que la sociedad vasca decida por sí misma", declaró el jueves. Parece ser lo que más le importa ahora. Las dudas que existían en el nacionalismo sobre el riesgo de cargar con el lastre del voto de Batasuna sin ruptura previa con ETA parecen haberse resuelto en el sentido de que peor sería que el plan no prosperase en el Parlamento vasco. Porque, tras esa derrota, y con una ETA derrotada, o casi, no es seguro que la prevista opción b (presentación del plan Ibarretxe como programa en las autonómicas de mayo) consiga su objetivo de alcanzar la mayoría absoluta.
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