La Caja Vital resume los últimos 60 años de creación artística en Álava

La Caja Vital ha sido, merced a su mecenazgo, un testigo activo del arte alavés de los últimos 60 años a partir del apoyo a los jóvenes valores, con lo que ello tiene de incómodo por la escasa resonancia que recibe en su momento. Por eso, la exposición El patrimonio de Caja Vital a través de sus certámenes, que ayer se inauguró en la sala principal de exposiciones de la entidad de ahorro en Vitoria (Postas, 13-15) resulta un excelente resumen de las aportaciones del arte alavés en este tiempo, con sus luces y sombras.

Entre todos los concursos que patrocina la Vital, la referencia principal es, sin duda, el Certamen de Arte Alavés. Tiene su embrión en 1944, con la exposición de artistas alaveses que trató de recuperar el ambiente pictórico de una ciudad sumida en la dura posguerra. Supondrá uno de los escasos focos de actividad cultural de la ciudad, que alcanzará su mayoría de edad ya en la segunda mitad de los años 60, con la presencia de artistas de entidad, como Eduardo Pichot o Enrique Suárez Alba. Txaro Arrazola o José Ramón Melguizo son algunos de los autores hoy consagrados que fueron descubiertos en este certamen en los años 80.

Aunque se guarda un hueco para todos, desde el fotógrafo amateur al escultor consagrado, en el recorrido por estos seis decenios se ha prestado especial atención a los creadores más jóvenes, los que representan la creación contemporánea alavesa: no faltan Fernando Illana, Pablo Milikua, Alfredo Álvarez Plágaro o Juan Carlos Meana entre los protagonistas. La muestra permanecerá abierta hasta el próximo 12 de diciembre.