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En los últimos diez años se han urbanizado 7.500 hectáreas de suelo

Cada año se recalifican 735 para construir pisos e infraestructuras

La urbanización del suelo es una de las afecciones medioambientales más graves en Euskadi. El último estudio del Gobierno señala que en los últimos diez años se han ocupado más de 7.500 hectáreas, con lo que ahora la superficie urbanizada alcanza ya el 6,3% del total disponible en el País Vasco. El informe agrega que cada año cerca de 753 hectáreas pierden su uso natural y las perspectivas son pesimistas. Los ecologistas califican de "barbaridad" la situación y sindicatos agrarios como UAGA reprochan que un 60% del suelo urbanizado ni siquiera está aprovechado.

La situación del medio ambiente no sólo se mide por las emisiones de gases nocivos, la calidad del aire o la generación de residuos. El estudio anual que desde hace tres años elabora el Departamento de Medio Ambiente, dentro de su plan ambiental vigente hasta 2020, alerta sobre la denominada "artificialización del suelo", que entre 1994 y 2004 se ha incrementado en un 20%. "Se ha artificializado en la última década una superficie superior a la de los municipios de Bilbao y Rentería juntos", señala el informe.

La ocupación del suelo, principalmente para construir viviendas, polígonos industriales y comerciales, así como infraestructuras viarias, ha pasado del 5,26% del total de la superficie disponible en Euskadi en 1994 al 6,30% actual. De las poco más de 38.000 hectáreas ocupadas hace diez años se ha llegado a las 45.500 registradas el pasado año por el Departamento de Medio Ambiente, que ha recurrido a los datos proporcionados también por el Ministerio de Fomento y los puertos de Bilbao y Pasaia.

El informe destaca que, hace diez años, a cada vasco correspondía 181 metros cuadrados de superficie urbanizada y en 2004 se eleva a 216 metros cuadrados. "Este incremento ha sido debido a un fuerte desarrollo calificatorio. En concreto, se han construido un gran número de viviendas y se ha promocionado y ocupado suelo industrial de forma importante".

En el uso residencial, la superficie ha crecido en la década pasada en 4.480 hectáreas (un 31%), mientras que para actividades económicos, como polígonos industriales y parques comerciales, el aumento ha sido de 2.631 hectáreas (un 46%). El incremento de la ocupación por vías de comunicación ha sido de un 418 hectáreas entre 1994 y 2004, lo que supone un 2,3% más.

Según los últimos datos comparativos referidos a 2000, las infraestructuras del transporte acaparan el 43% del suelo recalificado, seguidas del uso residencial, con un 39%, y el 18% restante se ha destinado a actividades económicas.

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El Departamento de Ordenación del Territorio y Medio Ambiente valora que el "altísimo" volumen de viviendas de segunda residencia (ahora hay casi 48.000, el 5% del total de pisos) supone "un problema medioambiental muy serio". Es una consecuencia más, apunta, de la "extensiva ocupación del suelo", que ha llevado a que en los últimos 30 años se haya ocupado más territorio que en toda la historia del País Vasco, entre casas, instalaciones industriales e infraestructuras. Además de esta invasión de terreno, inciden negativamente en la sostenibilidad, porque "generan más necesidad de uso del transporte privado y originan un mayor consumo de recursos naturales".

"Robo de tierra agrícola"

La plataforma Ekologistak Martxan, que agrupa a los principales grupos conservacionistas vascos, califica de "barbaridad" el proceso de urbanizaciones de baja densidad. El primer gran impacto es la movilidad, "con dos y tres coches por cada vivienda unifamiliar", a lo que se une la imposibilidad de instalar equipamientos en estas áreas, los mayores costes para los ayuntamientos en la dotación de servicios como saneamiento o basuras, o el agotamiento de los recursos agrícolas. "Los baserritarras dejan su suelo por las perspectivas de urbanización; les sale más rentable que dedicarse al campo", expone el portavoz ecologista. A ello añade el desaprovechamiento de suelo que suponen los jardines de muchos chalets.

Iñaki Fernández de Larrea, presidente del sindicato agrario UAGA, critica el "robo de la tierra agrícola sin una necesidad importante". Sus datos indican que el 60% de la superficie ahora urbanizada está sin ocupar por cuestiones especulativas. "Y encima se hacen más recalificaciones", denuncia.

A su juicio, es necesario un estudio riguroso y la delimitación del terreno especulativo. Además, critica la urbanización residencial que se produce sin tener en cuenta las demandas y necesidades de agua de las nuevas viviendas.

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