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Francia mantendrá sus tropas en Costa de Marfil y la Unión Africana apoya el embargo de armas

Los embajadores holandés y sueco se refugian en el aeropuerto de Abiyán para ser evacuados

El éxodo de extranjeros de Costa de Marfil, incluyendo a los embajadores de Holanda y Suecia que anoche se refugiaron en el aeropuerto de Abiyán, prosigue a ritmo acelerado, pero las tropas francesas se quedan en el país africano, según confirmó ayer Jacques Chirac, quien rechazó las acusaciones de "guerra colonial". El presidente francés condenó las violencias y acciones promovidas por "la minoría agitadora de un régimen cuestionado", en alusión a su homólogo marfileño, Laurent Gbagbo.

Obviando las opiniones de algunos observadores, que empiezan a referirse a Costa de Marfil como "el pequeño Irak de Francia", Chirac se declaró dispuesto a impedir un sistema que conduzca a "la anarquía o a un régimen de naturaleza fascista". A la espera de una resolución de Naciones Unidas, Chirac invocó tanto la legitimidad de la ONU como la petición de "los países africanos", para justificar la continuidad de unas tropas francesas manifiestamente indeseables para Gbagbo.

Fuentes francesas cifran en unos 6.000 los habitantes de Costa de Marfil que han huido a países limítrofes, además de los millares de extranjeros que se han marchado tras los disturbios de la semana pasada. El puente aéreo organizado ha traído a París a 4.000 civiles franceses, para los cuales se ha organizado un costoso sistema de acogida, porque gran parte de ellos venían con lo puesto y a veces sin lazo familiar alguno en Francia. A su vez, París ha enviado equipamiento militar y médico a Abiyán, cuyo aeropuerto está controlado como objetivo militar prioritario.

Abandonar Abiyán

Anoche, los embajadores de Holanda y Suecia en Costa de Marfil tuvieron que refugiarse en un cuartel del Ejército francés en Abiyán, informa France Presse. Fuentes militares indicaron que los dos diplomáticos se disponían a abandonar la ciudad y ser evacuados en un avión francés hacia París.

La presencia francesa ha sido defendida por el presidente senegalés, Abdoulaye Wade, cuyo país dirige la fuerza multinacional de interposición entre el régimen y los rebeldes. Esas fuerzas son necesarias para "evitar matanzas", dijo, además de preconizar "un Gobierno de transición compuesto de técnicos".

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Tales propósitos chocan con los planes del presidente marfileño, quien ha manifestado a una radio francesa su voluntad de adquirir una nueva aviación de combate para sustituir a la que los franceses le destrozaron el 6 de noviembre, como represalia por los nueve muertos sufridos en un bombardeo marfileño. "¿Creen ustedes que voy a dejar a mi país sin defensa?", preguntó Gbagbo a la emisora France Inter. "Es evidente que no estamos contentos de que los franceses se comporten como patrones, de que ocupen nuestros aeropuertos, de que para entrar o salir de Costa de Marfil sea necesario pasar por su control", remachó el presidente Gbagbo.

Este último no asistió ayer a una cumbre extraordinaria de la Unión Africana celebrada en Abuja (Nigeria). Esta reunión, dedicada a la crisis marfileña y a la que asistieron seis jefes de Estado, concluyó con una petición para decretar un embargo inmediato de armas y el apoyo al proyecto francés de resolución que será presentado hoy ante el Consejo de Seguridad de la ONU, que prevé la imposición de sanciones contra el régimen de Gbagbo.

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