Fuertes combates en las ciudades iraquíes de Faluya, Mosul y Baiji
El mando estadounidense impide que llegue ayuda humanitaria a la población civil
Combates violentos se desarrollaban ayer en Faluya, cuya batalla se da "casi por terminada", y también en Mosul y en Baiji entre los insurgentes y las fuerzas estadounienses e iraquíes. En Faluya, los marines se desplegaron a lo largo y ancho de sus calles desiertas, abriendo las puertas de las viviendas a patadas en un registro minucioso casa por casa a la búsqueda de insurgentes. La ayuda humanitaria de la Media Luna Roja que el sábado llegó a Faluya está retenida en el hospital, separado de la ciudad por el Éufrates, porque el mando militar estadounidense asegura que no es necesaria.
La batalla de Faluya se da por casi concluida por el mando estadounidense, y ayer se llevó a cabo un peinado de la ciudad calle a calle, casa a casa, a la busca y captura de insurgentes. Tres marines murieron por la explosión de un inmueble, lo que eleva a 38 el número de soldados norteamericanos muertos desde el lanzamiento de la ofensiva el pasado día 8. El hospital militar estadounidense de Landstuhl (oeste de Alemania) ha recibido desde entonces 419 soldados heridos. Además de estas bajas, siete soldados iraquíes también han muerto, así como 1.200 rebeldes, aunque fuentes de la insurgencia reducen a un centenar sus pérdidas.
"Hay todavía de 50 a 80 iraquíes y combatientes extranjeros agrupados en la zona suroeste de la ciudad, esperando agazapados el asalto final", comentaba el teniente Christopher Pimms en el séptimo día de la ofensiva. "Cuanto más avanzamos hacia el sur, los combates son más violentos y organizados. Colocan explosivos en las calles, disparan misiles anticarro, pero lo que utilizan más a menudo son fusiles ametralladores AK-47". El teniente explica que al principio de la ofensiva, los insurgentes tiraban y se retiraban, pero ahora no tienen dónde ir y por eso atacan con tanta ferocidad. Según él, se trata de combatientes de todas las edades, de 15 a 50 años. "Ayer [por el sábado] encontramos el cuerpo de un niño vestido de uniforme negro con un Kalásnikov en la mano. Yacía junto a un hombre mayor".
Mientras tanto, la población civil de Faluya vive desesperada la falta de agua, luz, alimentos y medicinas. Un convoy de cinco camiones y tres ambulancias, el primero que ha llegado con ayuda humanitaria, se encuentra retenido en el hospital central, situado en la orilla oeste del río Éufrates y separado de la ciudad por un puente, pero el mando militar estadounidense no les ha permitido entrar para distribuir la ayuda entre la población civil por razones de seguridad.
150 familias atrapadas
Mientras que la portavoz de dicha organización, Fardus al Ubaidi, expresaba la necesidad imperiosa que tiene la población civil de su ayuda, el mando militar no veía ninguna necesidad de distribuir alimentos porque asegura que no hay ningún civil atrapado dentro. La Media Luna Roja cree que puede haber unas 150 familias. Además, según el coronel de los marines Mike Shupp, las fuerzas estadounidenses han ayudado a quienes lo necesitaban con sus suministros. "Ahora que el puente que une el hospital con la ciudad ha sido abierto llevaremos a todos los heridos y cuanta ayuda podamos", añadió Shupp.
La agencia Reuters comprobó que aún hay civiles dentro de sus casas, que temen salir por miedo a los combates.
Los marines encontraron ayer en Faluya el cadáver de una mujer rubia, "de tipo caucásico", con brazos y piernas amputados, la garganta seccionada y el rostro desfigurado. Anoche se ignoraba si se trata de una iraquí o de una extranjera. Dos mujeres occidentales casadas con iraquíes fueron secuestradas a finales de octubre, la británica Margaret Hassan y la polaca Teresa Borcz. En cuanto a los dos periodistas franceses secuestrados, el primer ministro francés, Jean-Pierre Raffarin, dijo ayer que se encuentran en una zona "relativamente apaciguada", lo que permitía recuperar "la confianza".
Al tiempo que se desarrollaban los combates en Faluya, unidades de élite iraquíes apoyadas por soldados norteamericanos, comenzaron a recuperar el control de la ciudad de Mosul, a unos 400 kilómetros al norte de Bagdad. Los militares iraquíes llegados allí en las últimas 48 horas tomaron al asalto dos de las seis comisarías en que grupos de hombres armados se habían hecho fuertes desde el jueves.
Según afirmó un portavoz estadounidense en Mosul, la ciudad, de un millón de habitantes, "no se convertirá en una segunda Faluya". "La diversidad étnica de la ciudad hace muy difícil que los insurgentes puedan recibir el apoyo de la población civil", añadió. En Mosul, la tercera ciudad más importante de Irak, conviven diferentes etnias, entre ellas la kurda, asiria y turcomana, aunque la mayoría de la población es musulmana suní, cuyos radicales tienen en ese núcleo urbano otro de sus feudos.
Las fuerzas de EE UU actuaron también ayer en la ciudad de Baiji, a 200 kilómetros al norte de Bagdad, donde se encuentra la mayor refineria de petróleo de Irak, y cuyas instalaciones han sido atacadas en repetidas ocasiones por los insurgentes. Helicópteros artillados y tanques atacaron ayer a los insurgentes en el centro de la ciudad.
Una fuerte explosión de origen desconocido sacudió ayer el hotel Bagdad, en pleno centro de la capital iraquí. Varios edificios y comercios adyacentes resultaron seriamente dañados, pero anoche se desconocían los detalles y si se produjeron víctimas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.