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Análisis:
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El gambito Bush-Aznar

El pasado miércoles, un día después que José María Aznar fue recibido en la Casa Blanca, el portavoz Scott McClellan fue preguntado "si el presidente del Gobierno español, José Luis Rodrígez Zapatero, había intentado llamar al presidente George Bush y si éste declinó coger la llamada". Su respuesta fue:

-Creo que intentó localizarle. Las llamadas están previstas en un momento mutuamente conveniente. Algunas pueden ser programadas más rápidamente que otras.

Según el periódico The Washington Times, simpatizante de los neoconservadores y de Bush,"McClellan dio la impresión de que el desaire había sido deliberado. Además de este desaire, Bush halló tiempo el martes 10 para reunirse en privado con Aznar, cuyo apoyo incondicional a Bush en Irak le costó su puesto [sic] a favor de Zapatero

El presidente Bush dio un paso más: la noche del miércoles dejó correr la noticia de que había invitado a los Reyes, don Juan Carlos y doña Sofía, a almorzar a su rancho de Crawford aprovechando un viaje privado ya previsto por Sus Majestades a Seattle. Esa invitación fue cursada, según fuentes solventes, una semana antes. Ayer, en la web de la Casa Blanca tres líneas anunciaban la bienvenida a los Reyes.

Bush completó así su gambito frente a José Luis Rodríguez Zapatero. El presidente norteamericano mantiene una relación exquisita con sus dos interlocutores antes del 14 de marzo de 2004: el Rey y Aznar. Y, excluye a Rodríguez Zapatero.

El gambito Bush-Aznar tiene relevancia. En su conferencia del miércoles 11, en la Universidad de Georgetown, el ex presidente del Gobierno español dirigió una acusación de antiamericanismo militante al gobierno socialista.

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Pero, además, hay otro matiz. En su libro Plan de ataque, el periodista Bob Woodward relata cómo usaba Aznar la figura del rey Juan Carlos ante Bush. El 17 de marzo de 2003, un día después de la cumbre de las Azores, Aznar pidió a Bush que llamase al Rey para que le advirtiera sobre el desenlace inminente de la guerra en Irak.

-Mira, me ayudaría enormemente si pudieses llamar a Juan Carlos [sic]. Solo como acto de presencia -sugirió Aznar.

-Buena idea -aceptó Bush.

Bush, a juzgar por la invitación a los Reyes para el próximo 24, ha aprendido el truco.

El próximo 20 de enero de 2005, Bush jurará su segundo mandato en el Capitolio. El protocolo indica que no se suele invitar a jefes de Estado o de Gobierno, sino al cuerpo diplomático, familiares y amigos. Aznar tiene previsto regresar a Washington el 31 de enero.

Puede, claro, adelantar una semana el viaje y acudir al Capitolio. Más leña al fuego. ¿Por qué no?

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