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El 'cruzado' deja el Gobierno

La salida de John Ash-croft del Gabinete se había anticipado como hipótesis en todas las especulaciones posteriores a la victoria de Bush, no sólo por su delicado estado de salud -sufrió una pancreatitis y le quitaron la vesícula-, sino porque era el paradigma de la división y de lo más negro de las políticas de los últimos cuatro años.

El responsable de Justicia, que empezó su mandato censurando estatuas desnudas en su departamento y lo concluyó sufriendo un revolcón a manos del Supremo, ha sido el campeón de las causas más integristas del Gobierno y la referencia en Washington de los grupos religiosos más extremistas.

Hijo de un ministro religioso, Ashcroft recomendó a los funcionarios de Justicia que empezaran su jornada con una oración, pero su intensa piedad no evitó que aplicara la Ley Patriótica a cientos de inocentes que pasaron meses detenidos e incomunicados, sin acceso a los recursos de la justicia. Su entusiasmo para usar los poderes extraordinarios antiterroristas fue criticado por los defensores de los derechos civiles y por el Partido Demócrata, pero también por republicanos moderados. El Supremo puso a Ashcroft en su sitio el pasado mes de junio al decidir que los detenidos bajo la etiqueta de combatientes enemigos

tienen derecho a la asesoría de los abogados defensores y a que su caso se vea en los tribunales.

El hombre que reedi-tó la memoria de la caza de brujas

del senador McCarthy en los años cincuenta intentó también tener acceso a los historiales médicos de abortos para alimentar la guerra contra el derecho constitucional a la interrupción del embarazo y defendió posiciones contrarias al establecimiento de controles sobre las armas de fuego.

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No es extraño, por eso, que su salida haya sido saludada con alegría por muchos. El senador demócrata Charles Schumer lo resumió diciendo: "Le deseamos buena salud y una jubilación tranquila, y confiamos en que el presidente elija a alguien menos divisivo".

El senador John Kerry, derrotado candidato demócrata en las elecciones de la semana pasada, se felicitó también por la salida de Ashcroft y pidió al presidente que hiciera buenas sus promesas de cooperación por encima de los partidismos.

En cambio, para los amigos del ex secretario de Justicia, como Bill Frist, líder de la mayoría en el Senado, "su dedicación y compromiso en la lucha contra el terrorismo han sido fundamentales para garantizar la seguridad del país".

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