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Ninguna gran presa de Euskadi dispone del plan de emergencia

33 embalses vascos cuentan con la calificación de alto riesgo

Mikel Ormazabal

Ninguna de las grandes presas de Euskadi tiene definitivamente aprobado el plan de emergencia en caso de catástrofe. Son una treintena de embalses que no han cumplido aún con esta exigencia recogida en el Reglamento Técnico sobre Seguridad de Presas y Embalses, aprobado en 1996 por el Gobierno central. Los planes de emergencia deben contener el protocolo de actuación ante la rotura o una avería grave en estas infraestructuras. Los embalses del Zadorra y el del Añarbe, los de mayor volumen en Euskadi, están pendientes de la autorización final de Medio Ambiente.

La implantación de unas normas severas para los titulares de las presas en España, con la obligatoriedad de elaborar planes de emergencia, se produce tras los sucesos ocurridos en 1982 tras la rotura de la presa de Tous (Valencia), donde murieron nueve personas y se produjeron cuantiosas pérdidas materiales. Unos años antes, en 1959, Ribadelago (Zamora) perdió a 144 de sus 550 vecinos cuando la presa de Vega de Tera sufrió un colapso y desalojó una enorme riada en medio de la noche. El Ministerio de Obras Públicas que dirigía José Borrell aprobó en 1996 un estricto código (Reglamento sobre Seguridad de Pesas y Embalses) para minimizar los efectos sobre personas y bienes situados bajo los embalses en caso de avería grave.

La primera exigencia del citado reglamento consiste en catalogar éstas en A, B y C en función del mayor o menor riesgo que pueda derivarse de la rotura de la misma. Así, son presas A las que un funcionamiento incorrecto o accidente puede "afectar gravemente a núcleos urbanos o servicios esenciales y producir daños materiales o medioambientales muy importantes".

En Euskadi hay 33 presas, todas con la máxima calificación A y obligadas, por tanto, a presentar un plan de emergencias donde se establezca la organización de los recursos humanos y materiales necesarios para "controlar los factores de riesgo que pueden comprometer la seguridad de las presas". La documentación, que en última instancia se somete a la aprobación del Ministerio de Medio Ambiente en unos casos y del Gobierno vasco en otros, debe detallar "los sistemas de información, alerta y alarma que posee la presa". Del mismo modo, el plan de emergencia determinará los "sistemas de intervención previstos para proteger a la población" en caso de rotura o avería, así como las "medidas de autoprotección que tendrían que adoptar las personas potencialmente afectadas" por un incidente grave en la presa. Según fuentes de Medio Ambiente, ninguna ha aprobado su plan dentro del plazo legal.

Capacidad reducida

La mayoría de los embalses vascos presentan una capacidad reducida (el 90% no almacena un hectómetro cúbico de agua), salvo las grandes presas de Ullibarri-Gamboa (147 hm3) y Urrunaga (72), y el de Añarbe (44). Los dos primeros forman el sistema de embalses del Zadorra, construidos en 1957 para atender el suministro de agua potable de Vitoria y el área de Bilbao. En la actualidad son propiedad de Iberdrola. La compañía hidroeléctrica tiene elaborados los planes de emergencia, pero Medio Ambiente los devolvió para incorporar algunas modificaciones. Iberdrola asegura que a finales de este año entregará toda la documentación exigida. En Álava hay otras nueve presas, mucho más pequeñas que las anteriores, que tampoco disponen del plan de emergencia.

La presa de Añarbe, construida en 1976 en el término navarro de Arano, abastece de agua a toda la comarca de San Sebastián. Su plan de emergencia está siendo contrastado con la Dirección de Protección Civil del Gobierno vasco. Después se someterá a la aprobación de la Dirección Nacional de Aguas. El Consorcio de Aguas de Guipúzcoa gestiona seis embalses -Ibai-Eder (11,3 hm3), Urkulu (10), Arriaran (tres), Aixola (tres), Lareo (dos) y Barrendiola (1,5)-, cuyos planes están acabados y a falta de la autorización del Gobierno vasco y de Medio Ambiente. En Vizcaya hay 14 presas, todas salvo una (Undurraga) con una cabida inferior a un hectómetro cúbico. Tampoco tienen ultimados los planes. En cualquier caso, los titulares de estas infraestructuras aseguran que tienen previstos todos los mecanismos de actuación en un caso de emergencia.

El volumen de los embalses vascos es insignificante comparado con otros imponentes en España, como el de La Serena (3.219 hm3), en Badajoz; Almendra (2.649), entre Zamora y Salamanca, o Mequinenza (1.534), en Zaragoza. El de Itoiz, en Navarra, embalsará un máximo de 418 hm3 de agua.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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