Un problema de competencias afea las mejores vistas de la ciudad

El Castillo de Gibralfaro forma parte del legado cultural más importante de Málaga, junto a la Catedral, la Alcazaba y el Teatro Romano. Desde esta vieja fortaleza árabe, construida en la primera mitad del siglo XIV por el califa de Granada Yusuf I, se puede observar en primer plano la plaza de toros de la Malagueta, el puerto o el Paseo del Parque. Es precisamente por ello, y porque se encuentra pegada a la Alcazaba y muy cerca del Museo Picasso, por lo que muchos turistas suben por sus pendientes y encuentran, en ocasiones, un triste panorama.

Su acceso por la calle Juan Temboury, a espaldas del Ayuntamiento, ofrece un paisaje que se va entristeciendo conforme se asciende. Jardineras descuidadas en las que todo es maleza dan paso a un camino peatonal que conduce a un primer mirador tras el que se amontonan litronas, latas o bolsas de patatas fritas. El cuadro, en el que hay desde restos de botellón hasta preservativos, se repite durante un ascenso que afea las mejores vistas de la ciudad.

"Realizamos actuaciones puntuales porque este tramo no está en mantenimiento", asegura Ernesto Huertas, director del Servicio de Parques y Jardines del Ayuntamiento. Un problema de competencias con la empresa de limpieza Limasa (de capital mixto) evita que una brigada de limpieza atienda la zona a diario, por lo que funcionan con un servicio de vigilancia que no siempre detecta la suciedad. En Limasa aseguran que la zona compete a Parques y Jardines, área que no ve jardines por ningún lugar.

Se limpia cada mes o cada 15 días, aunque lo "deseable" tanto para Huertas como para Teresa Porras, la concejala responsable, es que esté siempre vigilado. Según aseguran, la zona formará parte del próximo pliego que apruebe el Ayuntamiento.