Deuda del corazón
Esta semana tres malagueños tienen una deuda con la Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Málaga, no es una deuda de dinero, es una deuda del corazón.
Uno es el dueño de un bóxer. La perra estaba en su casa, esperando que su dueño volviera del trabajo y nadie sabe cómo, pero el caso es que la perra se cayó desde la terraza. Eso ocurrió en Miraflores de los Ángeles y un vecino llamó a la Protectora. La perra estaba en la acera, con la cara destrozada y algunas costillas rotas: inmediatamente fue trasladada a una clínica canina. Cuando su dueño se puso en contracto con la Protectora, se le informó de todo y acudió a la clínica, donde aún sigue la perra. Yo tengo también un bóxer, espero que nadie tenga que atenderlo por un accidente, pero si esto ocurriera, nunca consideraría saldada la deuda, mi perro me ha dado tanto a lo largo de los siete años que llevamos juntos, que es también parte de mi vida.
Otra es la dueña de un cocker, que fue atropellado delante de su dueña en la avenida de la Aurora. Casualmente, pasaba en aquel momento la furgoneta de la Protectora, que inmediatamente lo trasladó, junto a su dueña, a la clínica veterinaria que se le indicó. No sabemos cómo sigue el perro, pero se le prestó tanto al ciudadano como al perro una ayuda inestimable.
Con el siguiente caso no hubo tanta suerte: también fue un atropello, en el Pasillo de Atocha, pero el animal llegó sin vida a la clínica. Murió al lado de su dueña, en el coche de la Protectora.
En Torre del Mar falleció un joven, pero no tenía familia. Cuando la funeraria acudió, se encontró con un perro. Llamó a la policía, que a su vez llamó a la Protectora. Este pero, de nombre Coco y de raza turca, vive ahora en el Refugio de los Asperones. Espera otro dueño con el que seguir compartiendo la vida.
Me pregunto cuál hubiera sido el destino de estos animales si en vez de la Protectora hubiera acudido la perrera. Creo que la respuesta la sabemos todos. Sin duda, las actuales instalaciones de la Protectora en los Asperones no son las mejores, pero también es cierto que están abiertas, que no hay nada que ocultar, se respeta a los animales y cuando alguien llama para dejar a su mascota, la última frase es: "Pero vosotros no matáis a los animales, ¿verdad?". Verdad.
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