Un caleidoscopio plástico
Una treintena de pinturas y una colección de publicaciones se suman en la exposición Una visión sobre las vanguardias rusas, que ayer se inauguró en la sala de la BBK (Gran Vía, 32), de Bilbao. Ejemplos de cubismo, constructivismo o futurismo se suceden en una muestra que busca reflejar "el inmenso caleidoscopio de la creación plástica" de la Rusia de principios del siglo XX, más allá de los límites de escuelas y movimientos artísticos, según explicó la comisaria de la exposicción, Martine Soria.
La muestra abarca las tres primeras décadas del XX en un recorrido cronológico que se extiende desde la Rusia imperial de los Zares al triunfo de la Revolución bolchevique, "una época de transición en la historia de un país gigantesco y multicultural" y de "efervescencia creadora". Soria definió el tiempo de las vanguardias rusas con tres palabras: diversidad, independencia y riqueza. "Su originalidad consistió en agrupar a artistas muy diferentes", añadió. "Son artistas a menudo inclasificables, que a pesar de todo tenían en común la voluntad de forjar un arte nuevo".
Una exposición muestra en Bilbao la diversidad artística de las vanguardias rusas
En la exposición está representada la obra de Malevitch, Popova, Puni, Exter, Vassilief, Pevzner, Archipenko, Rodchenko y Filonov, entre otros. Fueron autores de izquierdas, que mucho antes de que se acuñara la expresión de vanguardias rusas eligieron denominar a su creación "arte de izquierdas". En su búsqueda de nuevos caminos plásticos, los vanguardistas rusos trabajaron en las grandes capitales europeas, pero "en ningún momento se conviertieron en epígonos de nadie", destacó Soria. "Eran rusos, con su diversidad, su herencia cultural, su carácter, y siguieron siéndolo".
Las tres décadas que recorre la exposición muestra los hitos en las investigaciones sobre el color, la aparición del constructivismo y los acercamientos a lenguaje cubista. Los artistas rusos de vanguardia lograron el reconocimiento y el respeto de sus coetáneos, como también lo consiguieron los músicos y coreógrafos de su país en esa época. Soria señaló, sin embargo, que su legado "no se ha valorado suficientemente". La mayor parte de las obras expuestas son propiedad del galerista francés Philippe Samuel.
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