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Zapatero promete apoyo a las Fuerzas Armadas y medios para su modernización

"Contáis conmigo", dice el presidente a los militares en el portaaviones 'Príncipe de Asturias '

Miguel González

El "comandante de las Fuerzas Armadas", como denominó el ministro de Defensa, José Bono, al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, disfrutó ayer de su estancia de cuatro horas en el portaaviones Príncipe de Asturias, donde asistió a una exhibición del poder aeronaval de la Armada española. Al término de la visita, en una breve alocución a la dotación del buque, el presidente trasladó a los Ejércitos su "apoyo al proceso de modernización y a los medios que necesita nuestra defensa". "Sabed que contáis conmigo", les dijo.

"Un día como hoy me siento aquí mejor que en ninguna otra parte", le confesó Zapatero al jefe del Estado Mayor de la Armada, el almirante general Sebastián Zaragoza.

La visita de ayer, la segunda de Zapatero a una unidad militar como jefe del Gobierno, fue muy diferente de la que, pocas semanas después de asumir el cargo, hizo a la base de Botoa (Badajoz), con motivo de la disolución formal de la Brigada Plus Ultra II. Si entonces acudía el presidente que había ordenado la retirada de las tropas de Irak, ayer lo hizo el que reforzó la presencia militar en Afganistán y envió un contingente a Haití. El mismo que ha incrementado los gastos de Defensa un 4,5% en sus primeros presupuestos y que, por vez primera, ha presidido una reunión de la cúpula militar a bordo del buque insignia de la Armada española, hecho que Bono calificó de "histórico".

La aprobación de la nueva Directiva de Defensa Nacional, el documento que define las líneas maestras de la política de defensa de los próximos cuatro años, fue sólo el pretexto para una jornada de confraternización de Zapatero con los militares. La reunión de la Junta de Jefes de Estado Mayor que dio el visto bueno al texto se despachó en un cuarto de hora, y el presidente ni siquiera lo mencionó durante su intervención en el hangar del portaaviones. No se olvidó, en cambio, de mostrarse "orgulloso de unas Fuerzas Armadas que sirven a la seguridad del país, a sus libertades y a su modelo democrático", y que, de manera ejemplar, subrayó, "prestan servicio en muchos lugares del mundo para que otros países puedan ver avanzar la libertad, la seguridad y los derechos humanos".

La bisoñez en estos temas y la improvisación de los discursos llevaron a omitir el brindis por el Rey, tradicional en los actos castrenses, cuando oficiales y marineros fueron invitados a levantar su copa "por la Armada, por las Fuerzas Armadas y por España". Zapatero no tiene previsto convocar a la Junta de Defensa Nacional, el máximo órgano asesor del jefe del Gobierno en materia de defensa, que preside el Rey y está llamado a desaparecer cuando se reforme la ley de Criterios Básicos de la Defensa Nacional. Pero Defensa anunció ayer que el ministro José Bono informará al Monarca sobre la nueva directiva en una audiencia prevista para mañana y que pedirá comparecer ante la Comisión de Defensa del Congreso para dar cuenta de su contenido.

Pese a su papel de "comandante" de los Ejércitos y responsable máximo de las operaciones militares -una fórmula que deja a salvo el rol simbólico del Rey como Mando Supremo de las Fuerzas Armadas- Zapatero acudió al portaaviones con traje de chaqueta gris a rayas, camisa celeste y corbata a juego. Ni siquiera se colocó la gorra con el nombre del buque y su cargo bordados que se había preparado especialmente, como hizo su antecesor, José María Aznar, en una visita similar. Pero el presidente dio la impresión de encontrarse a gusto nada más bajar del helicóptero ABS-212 que le trasladó desde la base de Rota (Cádiz) hasta el Príncipe de Asturias, que navegaba unas 10 millas (algo más de 18 kilómetros) mar adentro.

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Un cielo despejado y una brisa suave ayudaron a una exhibición que se desarrolló con precisión de cronómetro. Cinco aviones Harrier Bravo Plus realizaron vuelos en formación, despegues en corto e incluso en vertical, lo que raramente se hace por el desmesurado gasto de combustible. La fragata Almirante Juan de Borbón, la más flamante de la Armada, bautizada así en homenaje al padre del Rey, se aproximó a escasos 15 metros del portaaviones, mientras los infantes de Marina se descolgaban hasta cubierta por una cuerda lanzada desde un helicóptero, como hicieron en 2002 sobre el carguero So-San, que transportaba misiles Scud por el Cuerno de África.

Los elogios a su profesionalidad y la promesa de que apoyará medidas para dotar de nuevos medios a las Fuerzas Armadas es más de lo que podían esperar la mayoría de los militares de un presidente que, hasta ayer, parecía más distante de los asuntos castrenses. "Sabed que contáis conmigo", les dijo, ante una gran bandera española como telón de fondo.

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, durante su estancia en el portaaviones <i>Príncipe de Asturias.</i>
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, durante su estancia en el portaaviones Príncipe de Asturias.PABLO JULIÁ

"En la mar"

"En la mar". La frase utilizada en los cuadernos de bitácora sirve de arranque para la nueva Directiva de Defensa Nacional, a la que ayer dio luz verde en aguas del golfo de Cádiz la cúpula militar presidida por José Luis Rodríguez Zapatero. El documento incluye por vez primera el terrorismo como la mayor amenaza para la seguridad de España, sin distinguir entre el internacional y el interno.

Como principales novedades, el texto incluye el respeto escrupuloso a la legalidad internacional y el apoyo a un sistema multilateral eficaz para la resolución de conflictos. El envío de tropas españolas al extranjero requerirá la existencia de un mandato de la ONU y la participación activa del Parlamento. Este requisito, que en principio no afectaría a la defensa propia o la de un país aliado en caso de agresión, deberá plasmarse en la reforma de la Ley de Criterios Básicos de la Defensa Nacional, que está previsto abordar en el primer semestre del próximo año.

Además, el documento hace hincapié en la transformación de las Fuerzas Armadas, mediante la creación de un nuevo órgano encargado de dirigirla, la puesta en marcha del Mando de Operaciones en el Estado Mayor de la Defensa y de la Fuerza Conjunta de Reacción Rápida. Para afrontar los problemas con que tropieza la profesionalización de los ejércitos, se abordará una reforma de la carrera militar, lo que exigirá modificar la Ley del Personal de las Fuerzas Armadas de 1999.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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