_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Calabazas

A estas alturas de las presidenciales en Estados Unidos, con la diferencia horaria y su matemática procesal, muy probablemente aún se desconoce quién de los dos pretendientes ha invadido la Casa Blanca. Pero de momento y hace tan sólo un día, en nuestro país, las calabazas de Halloween ya le han mojado la oreja a los buñuelos de viento, a los boniatos y a las castañas asadas de los Difuntos. El paradero de don Juan Tenorio puede encontrarse en Guantánamo, y su papel lo desempeña un intrépido capitán de marines, que se ha cepillado a la hermosa doña Inés, antes de destinarla al Play Boy. En una batalla incruenta, el imperio continúa imponiendo modas y costumbres, en una estrategia de sabores y placeres sensoriales capaces de conquistar nuevos territorios y de pervertir hasta las conmemoraciones más solemnes de los pueblos, a los que les ha puesto encima el ojo y las bases. No solo cuentan las armas químicas, biológicas y atómicas, sino también las quirúrgicas que operan las papilas del gusto, hasta conseguir que la Coca-cola le ganase el mercado a los refrescos de anís, granadina y menta, hace más de medio siglo; o las épicas, ensombreciendo el heroísmo de Numancia y Sagunto, con el de El Álamo; o las culturales, que tú pretendiste denunciar con aquella comedia musical Walt Disney ama a Electra, que los censores de Franco te arrasaron con lápiz rojo, para que no sufriera la susceptibilidad del amigo americano. Pero, ¿cómo andan los comicios por Florida, Pensilvania y Ohio, a estas horas?, ¿volverá el presidente de guerra a descubrir la divinidad en el Despacho Oval? Este nuevo imperio construido sobre el poder de las armas y la economía, sobre la injusticia, la barbarie y la arrogancia, sobre los derechos y libertades de sus propios ciudadanos, tiene además un teléfono rojo con los cielos. Así lo ha proclamado Bush, en su campaña electoral y en su devastación de Irak. Si hoy mismo, se vuelve a encaramar a la Casa Blanca, la inseguridad del planeta está aviada. A las colonias, de momento, nos ha dado calabazas. Eso, sí: unas calabazas llenas de avisos y muecas de terror.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_