Turismo de las setas en Soria
La zona de Pinares Llanos crea un atractivo proyecto pionero
En la comarca soriana de Pinares Llanos, salir a buscar setas (hay unas 150 especies, de las que la tercera parte son comestibles) ha cambiado por completo. Para empezar, cortar un hongo y meterlo en la cesta (que no en bolsas de plástico, pues impiden que se diseminen las esporas) dejó de ser gratis el otoño pasado: todo recolector debe llevar ahora consigo un permiso que cuesta entre 5 y 15 euros, para un día, y hasta 50 euros válido para toda la temporada.
Si no se saca esta licencia o no cumple unas reglas ambientales básicas se expone a ser multado por un equipo de guardas creado para tal fin y que vigila, por ejemplo, que se observe la prohibición de remover el suelo con rastrillos y que se respeten los tamaños mínimos. Además, en esta tierra exuberante en pinares el aficionado al níscalo o a la Amanita caesarea tiene la posibilidad de aventurarse en solitario por un buen número de sendas micológicas de hasta siete kilómetros (señalizadas con pintura verde y blanca), o bien contratar un guía de la primera escuela del país para que le conduzca hasta los rincones más apreciados y le enseñe a distinguir los diferentes hongos. Igualmente, si después necesita reponer fuerzas, puede sentarse a una mesa de la red de restaurantes y hoteles especializados en cocina micológica y acreditados con el distintivo Gastromyas (gastronomía micológica y aprovechamiento sostenible). Los requisitos: ofrecer en la carta al menos tres platos de setas durante todo el año y organizar unas jornadas gastronómicas por temporada.
'Paquetes' micológicos
En muchos de estos establecimientos, como la Casa de Fuentelcarro (975 18 10 82) o la Estación de la Dehesa de Almazán (una antigua estación transformada en centro de turismo rural, teléfono 975 31 80 80), se ofrecen incluso paquetes turísticos que incluyen la licencia de recogida de un día, una salida a por setas con guía, una cena de degustación micológica y una noche de alojamiento, todo por un precio que oscila entre los 60 y los 100 euros.
Es el nuevo turismo micológico. Una modalidad que cumple como pocas ese concepto tan manido del "desarrollo sostenible", y en la que Soria se ha convertido en un novedoso campo de pruebas. "Con la licencia, al principio la gente de aquí no entendía bien por qué tenía que pagar por algo que le había salido siempre gratis", comenta Miguel López, gerente de Adema, la asociación impulsora de esta pequeña revolución micológica, "pero poco a poco se va dando cuenta de que en realidad se protege un recurso de la zona y se promueve un motor de desarrollo rural".
La temporada pasada fueron expedidas 4.500 licencias -"un éxito", dice-. Sin embargo, también se registró un alto índice de furtivismo, motivo por el que este otoño los precios del permiso recreativo (para un máximo de cinco kilos de setas) y el comercial (sin límites) ha experimentado algunas rebajas. Para el gerente de Adema, los dos próximos retos son "un jardín botánico micológico y la primera lonja de setas del país". El proyecto -conocido como Myas (micología y aprovechamiento sostenible)- se vertebra desde la casa de la naturaleza Río Izana, ubicada en Matamala de Almazán (975 31 24 66). Allí se puede pedir información de las 15 sendas micológicas abiertas y del servicio de guías, así como visitar un laboratorio que ofrece a los aficionados la posibilidad de identificar gratis las setas sobre las que haya dudas.
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