Bono denuncia que se eligió el Yak-42 para ahorrar 6.000 euros

El ministro de Defensa, José Bono, compareció ayer en el Congreso para desgranar el cúmulo de negligencias, mentiras y abusos que se produjeron en la contratación del Yak-42 que se estrelló en Turquía en mayo de 2003 y en la identificación de los 62 militares muertos en el siniestro.

Bono aseguró que el Yak-42 "nunca debió volar porque tenía dos averías graves" en sus cajas negras. Un mes antes del accidente se cambió el avión previsto, "un Tupolev muy seguro", según Bono, por el Yak-42 para lograr "un ahorro despreciable de 6.000 euros". La tripulación trabajó 23 horas seguidas, mucho más del tiempo de vuelo máximo permitido. El Ministerio de Defensa no inspeccionó el avión y desoyó las 16 quejas anteriores al accidente que presentaron distintos mandos sobre la seguridad de los aviones. "Hubo negligencia, faltó diligencia, celo y ordenanzas militares. Sobró prisa, falta de respeto a las familias y respeto a la verdad", concluyó el ministro.

El proceso de identificación de las víctimas se hizo "con prisas". Muchos cuerpos llevaban "alianzas de compromiso con nombres y fechas" que no se verificaron. Los militares españoles que identificaron erróneamente a 30 de los 62 cadáveres emplearon en este proceso sólo 3 horas y 25 minutos. Bono también acusó a los anteriores responsables de Defensa de haber intentado ocultar con mentiras a los familiares la existencia de pruebas de ADN de las víctimas en Turquía.

Bono anunció que destituirá al teniente general y al vicealmirante que participaron en la contratación del avión y aseguró que está dispuesto a exigir todas las responsabilidades. El ex ministro Federico Trillo eludió cualquier responsabilidad y aseguró que no dejará su escaño de diputado. Los familiares de las víctimas le tildaron de "sinvergüenza".