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La mitad de los créditos del grupo procederá de la firma londinense

Íñigo de Barrón

La compra del sexto banco británico, que tiene casi el mismo tamaño que el BBVA, provocará un cambio radical en el Santander. Todo el grupo fusionado agrupará 600.000 millones de euros de activos -algo menos que el PIB español-, de los que 267.000 millones serán londinenses.

"La gran cartera de créditos de Abbey pesará un 47% en nuestro desglose de préstamos a clientes, mientras que España representará el 32% y Latinoamérica no llegará al 10%", según afirmó el consejero delegado, Alfredo Sáenz, en la junta de ayer. A renglón seguido comentó que el Santander tendrá una cartera de créditos de 335.000 millones, por influencia del banco británico, frente a 245.000 millones de depósitos.

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Este desfase, explicó, "se debe a la caída de los recursos de clientes, por los bajos tipos de interés, así como al crecimiento de los fondos de inversión [están fuera del balance], y ocurre en otras entidades". "No se puede equilibrar fácilmente, pero tampoco es un problema", añadió Sáenz en una conferencia de prensa tras la junta.

El gran volumen de los créditos, la mayoría de ellos hipotecarios, ha suscitado críticas de algunos analistas que entienden que supone asumir riesgos por un posible estallido de la burbuja inmobiliaria. Y es que el mercado inmobiliario británica es el que más se ha encarecido de toda Europa, por encima del español.

Abbey es el segundo mayor banco del Reino Unido por hipotecas, con el 11% del mercado; el quinto en depósitos, con un cuota del 9%, y el sexto en cuentas corrientes, con el 6% del total. Tiene 18 millones de clientes y 27.000 empleados. Unos 3.000 trabajadores tendrán que abandonar Abbey entre 2005 y 2007.

Reducir costes

Lo primero que el Grupo Santander tiene pensado hacer en el Abbey es, según el banco, "dinamizar la capacidad comercial, mejorando la gama de productos". A continuación se reforzará la distribución a través de las oficinas y, posteriormente, se reducirán los costes operativos. La clave de este proceso es la implantación de la plataforma tecnológica de Banesto, denominada Partenón, por lo que este banco filial cobrará al Santander 180 millones de euros.

El objetivo es generar sinergias de costes e ingresos por valor de 670 millones de euros en tres años. Una de las grandes batallas será que buena parte de los empleados que ahora se ocupan de labores administrativas pasen a la red comercial. El 33% de la plantilla de Abbey está volcada en esta tarea, frente al 6,5% de Banesto y el 10,5% del Santander.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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