Francia expulsa a cinco niñas de colegios públicos en aplicación de la ley del velo
Dos alumnas, de 12 y 13 años, fueron aisladas durante semanas antes de ser excluidas
Cuatro chicas musulmanas expulsadas en Mulhouse (al este de Francia) y una quinta en Flers (al noroeste) han inaugurado las exclusiones de alumnas de centros públicos de enseñanza por acudir a clase con velo o pañuelo, una vez promulgada la ley de la laicidad, que prohíbe "los signos religiosos ostensibles". Las cinco primeras víctimas de la ley encabezan una lista que pronto puede ser mucho más larga, porque hay otros consejos de disciplina previstos para echar, antes de las vacaciones de Todos los Santos, a las chicas con velo.
Las rebeldes fueron sometidas a un periodo previo de aislamiento. Dunia y Julud, dos francesas de origen argelino, de 12 y 13 años, permanecieron en salas separadas de las aulas en su instituto de Mulhouse, con prohibición de mezclarse con los demás alumnos en los recreos. "Nuestras hijas han sufrido una verdadera pesadilla", afirma el padre de una de ellas, que describe el consejo disciplinario en que su hija fue expulsada como "la vuelta a los tiempos de la Inquisición".
La directora del colegio de Mulhouse no ha querido revelar el contenido de los argumentos intercambiados. Sólo ha dicho que la sesión disciplinaria duró más de lo habitual -casi tres horas- y que la decisión era inevitable, después de que se hubiera hecho todo lo posible para que alumnas y padres entendieran la necesidad de "plegarse a la ley".
La hermana mayor de Dunia, Manèle, también fue expulsada ayer de un instituto de la misma ciudad. De la cuarta joven expulsada en Mulhouse sólo se sabía anoche que se llama Tuba y tiene 16 años. En el caso de Caen, no ha sido revelada la edad de la adolescente expulsada.
Las expulsiones se producen en medio de una politización extrema. Sectores de la sociedad francesa creen en peligro la pervivencia de su sistema si ceden ante el islamismo radical, al que atribuyen las presiones para que las adolescentes manifiesten su religión. El senador socialista Michel Charasse llamó ayer a la sublevación de los franceses contra la Constitución europea, en forma de voto negativo en el referéndum. Entre otras razones, el senador esgrimió que anglosajones y demócratas cristianos han obtenido en el Tratado Europeo "el fin del laicismo y, a fin de cuentas, la muerte programada de la República Francesa", al permitir a los ciudadanos que manifiesten su religión "para compensar la falta de referencia a los valores religiosos" en el texto constitucional.
Convertida así en una cuestión de vida o muerte para las esencias patrias, la clase política francesa se muestra indiferente a la suerte de las alumnas. El resultado conduce a la exclusión del sistema educativo en un Estado que gestiona más del 80% de la enseñanza y en el que apenas hay centros privados musulmanes, aunque más numerosos en el caso de las confesiones católica y judía.
Por correspondencia
A las expulsadas no les queda otra alternativa que la enseñanza por correspondencia. Fuentes del profesorado dan a entender que las chicas de Mulhouse no tendrán graves dificultades para continuar con sus estudios, aunque sea por esa vía. "Son buenas alumnas", alegan.
Según las familias, una de las expulsadas de Mulhouse tenía una nota media de 17 sobre 20, envidiable para otros muchos alumnos. Además hacía deporte (desmintiendo así a los adversarios del velo, que argumentan que algunas chicas musulmanas ponen mil excusas para no ir a gimnasia ni a la piscina) y fue delegada de su clase durante el curso pasado.
Paradójicamente, las autoridades de la enseñanza se muestran contentas. En el distrito educativo de Alsacia (donde se integran los centros de Mulhouse) sólo quedan 17 casos de adolescentes que rehúsan adecuarse a la ley de la laicidad, frente a las 450 que llevaban el velo islámico en esa región el año pasado.
La retirada voluntaria de velos se produjo bajo la presión de los secuestros de dos periodistas franceses en Irak a cargo de un grupo que exigía la abolición de la ley. Los dirigentes de las corrientes musulmanas francesas recomendaron aceptar la norma, para proporcionar los menores pretextos posibles a los secuestradores. Pero la toma de rehenes se alarga en Irak -ayer cumplieron dos meses de secuestro- y los consejos de disciplina contra las recalcitrantes han comenzado. Y, aunque el problema del velo afecta sólo a las chicas musulmanas, también tres alumnos de religión sij de un instituto de la periferia de París se resisten a la expulsión por llevar el turbante exigido por su credo.
A la polémica se unió ayer el primer ministro turco, Recep Tayip Erdogan, que se encontraba ayer en visita privada en París y que, al ser preguntado sobre este asunto declaró que sus dos hijas, para cumplir con su credo y llevar el velo, tienen que estudiar en universidades de EE UU porque allí están autorizadas a hacerlo mientras que en Turquía está prohibido llevar esta prenda en todos los establecimientos públicos, incluidas las universidades.
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