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Los túneles del tren veloz a Valladolid pueden estar acabados en cinco meses

Los técnicos temen que una falla en medio de la sierra produzca retrasos

Las cuatro tuneladoras que perforan los dos túneles por los que transitará el tren de alta velocidad Madrid-Valladolid bajo la sierra de Guadarrama tardarán unos cinco meses en salvar los últimos 10 kilómetros. De momento se ha construido el 81,73% (46,385 kilómetros) de los 56,754 kilómetros totales (28,377 kilómetros por túnel). El único escollo con el que se toparán las máquinas es una falla de terreno que ocupa entre 400 y 700 metros. La inestabilidad de la roca en este punto puede causar retrasos en la ejecución de la obra.

Paso a paso, a un ritmo de 16 metros diarios, las máquinas que excavan los dos túneles que permitirán el paso del tren de alta velocidad de Madrid a Valladolid, por debajo del macizo de Peñalara y del valle del Lozoya, han conseguido llegar a la fase final. Les ha costado dos años. Detrás de ellas se encuentran 1.400 personas que trabajan en tres turnos de ocho horas diarias. Así lo aseguran los responsables de la actuación, la empresa Gestor de Infraestructuras Ferroviarias (GIF). Sus cálculos indican que las tuneladoras han atravesado ya 46,385 kilómetros de la longitud total de los dos túneles. Una vez finalizados entrarán en la lista de los más largos: ocuparán el cuarto lugar de Europa y el quinto a nivel mundial.

Como las tuneladoras han alcanzado los 1.000 metros excavados en un mes, los técnicos estiman que las obras habrán tocado a su fin alrededor del próximo mes de marzo. Los plazos previstos para abrir la línea completa Madrid-Segovia-Valladolid son más amplios: en junio de 2007. El importe de adjudicación de los túneles del Guadarrama es de 1.128.833,191 euros, el 60% del total de la línea de alta velocidad. Un 73,3% de esta cantidad está cofinanciado por el Fondo de Cohesión de la Unión Europea.

"Si faltan 10 kilómetros, cinco por túnel, y conseguimos avanzar uno al mes, nos quedarían cinco meses", indica Luis Pérez Fábregas, responsable de las obras. "Pero", advierte, "el cálculo no es tan exacto, porque estamos bajo tierra y por mucho control que haya siempre puede haber algún fallo". Lo que sí saben con certeza los constructores es que en el centro de la traza de los túneles se van a topar en un par de meses con la falla de La Umbría. "Al ser una zona degradada, no tan compacta, los rendimientos no serán los mismos que ahora", comenta Pérez.

Los materiales que conforman la falla son más inestables que la roca que la tuneladora ha atravesado hasta ahora, más dura y abrasiva. Por este motivo, los técnicos indican que antes de introducir las máquinas será necesario consolidar el terreno. En la actualidad, al mismo tiempo que se perfora el túnel, de 8,5 metros de diámetro, se coloca el revestimiento, compuesto por unas piezas llamadas dovelas. Estas estructuras se fabrican en cuatro plantas de producción instaladas en las bocas de los túneles.

Los túneles del Guadarrama constituyen la pieza angular de la línea de alta velocidad Madrid-Valladolid. Son dos túneles paralelos de vía única, con una separación entre ejes de 30 metros. Cuatro tuneladoras, dos por abertura, se encargan de perforar la roca. Unas penetraron en la montaña desde la boca sur, en el término municipal de Miraflores de la Sierra. Las otras dos avanzan desde la boca norte, en Segovia. El punto más alejado de las vías a la superficie se encuentra bajo el pico de Peñalara, a 992 metros.

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La nueva línea férrea Madrid-Valladolid reduce la distancia actual de 248 kilómetros a 180. Esto supone que el viajero llegará a Segovia en 22 minutos, y a Valladolid, en 55. El tren podrá mantener dentro del túnel una velocidad de 350 kilómetros por hora. "Aunque", mantienen los responsables, "la velocidad dependerá del sistema de explotación".

Un obrero observa el trazado del futuro tren veloz a Valladolid en los túneles bajo la sierra de Guadarrama.
Un obrero observa el trazado del futuro tren veloz a Valladolid en los túneles bajo la sierra de Guadarrama.ULY MARTÍN

Especial atención a la seguridad

La seguridad, tanto en el periodo actual de construcción como en el posterior de explotación, es uno de los elementos a los que más atención se ha prestado en la construcción de los túneles. Sobre todo después de que 34 obreros quedaran atrapados, el 6 de agosto de 2003, más de cinco horas dentro del túnel por el incendio de una locomotora. Estaban a sólo cuatro kilómetros de la boca del túnel, pero el rescate se hizo eterno. Tres semanas después, el 28 de agosto de ese año, volvió a arder una locomotora, lo que provocó la alarma entre los trabajadores.

Contar con un túnel doble, situado en paralelo, facilita la evacuación de las personas en caso de emergencia. Por eso se considera un elemento principal de salvamento. "Siempre se utiliza el que no esté afectado por el accidente para proceder a la evacuación", explican los técnicos.

Partiendo de esta base, el proyecto incluye el que ambos túneles estén interconectados por galerías de emergencia cada 250 metros. En la actualidad, se han construido cada 1.000 metros para incrementar la seguridad de los trabajadores. De esta forma se asegura el paso de uno a otro. Los pasajeros accederían por estos puntos al túnel seguro y allí esperarían ayuda.

En el punto central de los túneles se ha proyectado una gran sala de emergencia de 500 metros de longitud y una anchura de 50, equidistante de las dos bocas. A esta zona se accede desde ambos túneles por galerías de conexión situadas cada 50 metros. El aire entra desde el exterior, y en ella se encuentran dispositivos de auxilio para atender a posibles heridos. Este espacio tiene capacidad para albergar a más de 1.000 personas.

El sistema previsto para hacer frente a incendios se complementa con dos estaciones de ventilación ubicadas en las bocas de los dos túneles (Miraflores de la Sierra y Segovia). Desde cada estación se puede insuflar o aspirar aire en cualquiera de los túneles.

Los túneles están equipados con centros de control. Desde allí se detecta cualquier anomalía que ocurra en el túnel. En los túneles hay detectores de puntos calientes, de presencia, de incendio, de apertura de puertas,...

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