Los candidatos recurren a la campaña del miedo para convencer a los indecisos
Bush esgrime el temor a un nuevo atentado terrorista y Kerry el servicio militar obligatorio
Un nuevo ataque terrorista. Escasez de vacunas. Reclutamientos forzosos. El panorama pinta catastrófico y quienes lo dibujan son los dos candidatos a la presidencia de Estados Unidos. Frente al optimismo de campañas electorales como las de Bill Clinton, el recurso al pánico. Tanto el presidente republicano, George W. Bush, como el candidato demócrata, John Kerry, han hecho derivar la campaña electoral hacia el "factor miedo" para recabar cuantos más votantes mejor. Sólo quedan 12 días para inclinar el voto hacia uno u otro lado. Y el pulso político está más reñido que nunca.
Si no ganan, anuncian la catástrofe. Cada uno ha escogido un frente, en el que se siente más seguro. Los republicanos asustan a todos los votantes con el terror de un futuro ataque terrorista si John Kerry llega a ser presidente. Los demócratas bajan al terreno de lo concreto y se centran sobre todo en ancianos y jóvenes: sobre los primeros siembran aún más miedo del que ya existe a las terribles consecuencias que tendrá la actual escasez de vacunas contra la gripe, de la que es culpable, en su opinión, la Administración de Bush. Sobre los segundos inyectan la incertidumbre de un reclutamiento forzoso si el presidente George W. Bush repite mandato. E irónicamente ambos se acusan mutuamente de jugar sucio para conquistar el voto y utilizar "tácticas del miedo".
El vicepresidente republicano, Dick Cheney, durante un acto de campaña en Carroll (Ohio), sugirió que Kerry no sería lo suficientemente fuerte para plantar cara y vencer un ataque terrorista con armas nucleares, químicas o biológicas si llegase a la presidencia del país. "No podéis olvidaros de que llegado el caso no estará a la altura", dijo Cheney. Kerry quiere que los votantes le crean capaz de reaccionar ante un ataque terrorista de forma tan agresiva como Bush, pero en opinión de Cheney no es así. "No lo creo, no es capaz", afirmó el vicepresidente.
El portavoz de seguridad nacional de Kerry, Mark Kitchens, aseguraba que Cheney quería "asustar a los norteamericanos sobre un posible 11-S nuclear", mientras que había sido el propio Gobierno republicano el que "se había mantenido al margen" mientras que la amenaza nuclear proveniente de países como Corea del Norte e Irán, "líderes mundiales en patrocinar el terrorismo", "se había incrementado".
Del terror nuclear al terror a morir por un ataque masivo de gripe. Son miles los ancianos que se agolpan en interminables colas a las puertas de los hospitales para lograr ser vacunados. Los demócratas llevan días lanzando el virus de la gripe en sus mítines de campaña y lo lanzan con más fuerza cada vez que aseguran que es culpa de la ineficaz gestión republicana. Bush se defendió en cuanto pudo, en un encuentro con sus partidarios en Florida, y dijo que la escasez se debe a un "gran error de la compañía fabricante".
El actual inquilino de la Casa Blanca aseguró que su Gobierno haría todo lo posible para ayudar a los ciudadanos más vulnerables. Kerry contraatacó y afirmó que la Administración del republicano Bush estaba advertida desde hacía tres años de que una situación así podría producirse.
Programa sanitario
"Si los republicanos no pueden obtener vacunas para los estadounidenses, ¿cómo van a protegerlos contra el bioterrorismo? ¿Y qué tipo de programa sanitario están ofreciendo?", se preguntó John Kerry. Recurriendo a la ironía, el candidato demócrata profundizó en el tema ante una audiencia en Florida, donde es muy importante el voto de los pensionistas: "He oído decir que Bush habla a los ancianos de plegarias y vacunas", dijo el senador demócrata. "Bajo su plan, necesitaréis de las plegarias para obtener una vacuna". "El pueblo de América rechazará las políticas del miedo y votará por un programa de esperanza, oportunidades y seguridad", tranquilizó Bush a los electores también en la disputada Florida.
Y de la gripe que se cierne sobre los más mayores, al miedo de los jóvenes a que el Tío Sam les señale con el dedo y les reclame para el Ejército en un momento en que EE UU tiene frentes abiertos en Irak y Afganistán. El senador John Kerry fue claro y conciso: si George W. Bush es reelegido existen "muchas posibilidades de que se llame al servicio militar obligatorio". Para evitar esto recetó su fórmula: "La mejor manera de evitar el reclutamiento forzoso es votar por mí".
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