Luz y taquígrafos

El Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo ha efectuado un último esfuerzo para que se arroje luz y taquígrafos sobre una de las mayores tragedias ocurridas en España: el naufragio de una patera frente a Rota (Cádiz) el 25 de octubre de 2003, que saldó con 37 fallecidos, todos inmigrantes marroquíes. La investigación judicial abierta se archivó de inmediato. La Administración española no mostró interés en que se esclareciera este asunto y, más en concreto, el papel jugado por los servicios de auxilio y salvamento. Sólo había esperanzas en que cuando llegaran los socialistas al poder las cosas cambiaran. Pero no fue así. El entonces Delegado del Gobierno en Andalucía, José Antonio Viera (PSOE), despachó el tema con gran ligereza rechazando de la apertura de una investigación. Y así, hasta estos días en los que se dará a conocer el contenido de un informe realizado por las autoridades gubernativas en donde se repasa la actuación llevada a cabo. Se trata, más bien, de una de recopilación de documentación más que de una indagación a fondo. Aun así, se perfilan algunas negligencias cometidas en la puesta en marcha del operativo de salvamento.

Por ello, Chamizo, adelantándose a los acontecimientos, vuelva a reclamar a la Fiscalía gaditana que reabra la investigación ya que, a la luz de esos datos, podrían derivarse responsabilidades en algunos de los que participaron en el rescate. Chamizo es consciente de que se trata de un gesto a la desesperada dada la nula voluntad de la actual Administración de remover más este peliagudo asunto. Sin embargo, merece la pena seguir insistiendo en ello aunque sólo sea ya para poner en evidencia a aquellos a los que se les llenaba la boca pidiendo investigación a fondo y responsabilidades y, más tarde, callaron vergonzosamente.

Astilleros

También frente a sus responsabilidades y promesas se encuentran los socialistas en esta semana en relación al conflicto de astilleros. Se trata de una difícil papeleta, desde luego. El tiempo se agota y el proceso de reconversión de Izar se afronta sin que en Andalucía se hayan amarrado todos los cabos posibles. El mayor fleco se presenta con la factoría de San Fernando cuyos trabajadores temen verse descolgados de la solución que se ha adoptado para el resto de factorías en Andalucía, esto es, las de Puerto Real, Cádiz y Sevilla. El presidente andaluz, Manuel Chaves ha insistido en su propuesta de crear un sólo centro de producción en la Bahía, idea que, hasta el momento, no contempla la SEPI. Ha empeñado su palabra al considerar que estaríamos ante una salida que esta vez no verían con malos ojos los propios trabajadores afectados. Lo que está por aclarar es si, finalmente, en Madrid aceptan la iniciativa. Si no es así, está claro que le dejarían en un mal lugar. Estamos en el principio del partido. Quedan muchos minutos por jugar, pero el reloj de la Unión Europea y sus sanciones corren en contra del futuro de la construcción naval en Andalucía.

Tendremos la acostumbrada sesión de control al gobierno. "Preguntitas" de la oposición, fundamentalmente del PP, al presidente de la Junta, en una sesión que viene a convertirse en una espléndida ocasión para que Chaves se luzca ante el griterío de su principal interpelante, la vicepresidenta del PP, Teófila Martínez. Puede que esta escena cambie una vez una se produzca el esperado congreso regional de los populares andaluces. Por de pronto, su presidente, Javier Arenas, fiel a la tradición en estos casos, comienza a ganar el congreso antes de su celebración desencadenando el baile de nombres y que conlleva la caída pero no caída, según se mire, de su brazo derecho hasta ahora, Antonio Sanz, quien regresa a la presidencia del PP gaditano. Atrás deja años en los que ha soportado en solitario la travesía del desierto, sin que durante la etapa del gobierno del PP le dieran los suyos en Madrid argumentos sólidos con los que construir un discurso propio y mínimamente atrayente para sus electores en Andalucía. Todo lo contrario. Del Gobierno de Aznar, del que formaba parte Arenas, sólo venían piedras y zancadillas. Demasiado ha hecho para que ahora tanto él como Martínez se tengan que "comer el marrón" al aparecer como defenestrados ante la nueva etapa que del PP andaluz.