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El Prado emociona con el retrato español

El museo recorre cinco siglos de un género con miradas entre El Greco, Velázquez, Goya y Picasso

La galería central y la sala XII del Museo del Prado cuentan la historia de cinco siglos del retrato español, desde finales de la Edad Media a comienzos de las vanguardias del siglo XX. Un total de 87 pinturas identifican a los artistas que en cada época definieron las características del retrato, como El Greco, Ribera, Murillo, Velázquez, Zurbarán, Goya, Miró, Juan Gris y Picasso. El montaje propone una serie de miradas y complicidades entre los retratos y los pintores hasta definir los modelos nacionales de la pintura española. "Es nuestro álbum de familia, donde se reúnen santos, reyes, cortesanos, enanos, políticos, escritores y los propios artistas", afirmó Miguel Zugaza, director del museo. La exposición se abre al público el próximo miércoles.

"No es reivindicar Picasso para el Prado sino romper nuestros límites" (Zugaza)
"Los retratos tienen una exigencia de veracidad y una mirada subjetiva" (Portús)

"¿Existe un retrato español?", se preguntó ayer el director del Museo del Prado al presentar la exposición El retrato español. De El Greco a Picasso, que el martes inauguran los Príncipes de Asturias. Para resolver este enigma, que no se plantea con otros géneros pictóricos como la naturaleza muerta o el bodegón, el Prado prepara esta muestra desde hace tres años, con Javier Portús como comisario y la colaboración en el catálogo de nueve conservadores del museo. La muestra ha sido patrocinada por el BBVA (que aporta 1,25 millones de euros), con la colaboración de la Comunidad de Madrid (600.000 euros para promoción).

"No sé si existe un retrato español, pero no tengo duda de que se verá el verdadero retrato del Museo del Prado de hoy y de sus aspiraciones de futuro", declaró Miguel Zugaza. Cree que la galería central se ha convertido en un túnel del tiempo donde se congrega nuestro pasado. "Es una lección de historia, es una gran lección de historia del arte, donde el protagonismo está en los artistas y sus particularidades, fidelidades y complicidades". Pone como ejemplos la comunicación de El Greco con Tiziano, Velázquez con El Greco, Goya con Velázquez y, por primera vez en este museo, Picasso con todos ellos".

El director adjunto, Gabriele Finaldi, aportó otras notas a la identidad del retrato español, al observar las distintas procedencias de los artistas, la mayoría españoles, pero también Juan de Flandes, Tiziano, Antonio Moro, con una línea de continuidad desde los orígenes en Pedro de Campaña, a los retratos de Velázquez o Picasso. "En ellos podemos identificar la gran humanidad como una de sus características".

El conservador de pintura española Javier Portús, como comisario, señaló que los 30 pintores de la exposición representan la evolución del retrato en España. "Los retratos tienen una exigencia de veracidad, que sean fieles a los rasgos físicos, pero también tienen mucho de mirada subjetiva, por intereses del retratado o de la época". Afirma que es la primera exposición ambiciosa sobre la historia de un género que representa una realidad histórica".

En un relato con continuidad, Portús propone en esta historia el concepto de tradición, a través de un conjunto de fórmulas expresivas y de tipos humanos que se transmiten entre los artistas y las generaciones. "También hay una conciencia histórica propia, desde principios del siglo XVIII, y artistas como Goya y Picasso quieren recuperar los modelos nacionales que habían creado grandes figuras". El comisario quiere presentar "una historia con un recorrido coherente", pero también propone un argumento con una cronología que se rompe para observar "la convivencia de artistas de épocas diferentes", como ocurre en el centro de la galería central, donde se encuentran cuadros de Velázquez, Goya y Picasso. "En vez de continuar con la tradición del retrato cortesano, con fuentes francesas e italianas, Goya recupera a Velázquez, en los retratos de familia y ecuestres". Identifica en Mujer en azul, de Picasso, la misma riqueza matérica y cargas de color que encuentra en Doña Mariana de Austria, de Velázquez, situadas frente a frente. El montaje está lleno de estas complicidades. La galería central arranca con los orígenes, situados a finales del siglo XV, con Bartolomé Bermejo y Pedro Berruguete, unidos a Juan de Flandes, Pedro de Campaña y El Greco. El retrato cortesano coloca a retratos reales de Tiziano, Moro, Sánchez Coello, Pantoja de la Cruz y Velázquez. Un espacio dedicado a cinco retratos de El Greco, donde figura Fray Hortensio Félix Paravicino (del Museo de Boston). Ribalta, Zurbarán y Ribera plantean las relaciones entre retrato y realidad, junto a las figuras de Murillo. Velázquez y el retrato barroco ha unido al retrato de niña, que aporta la Hispanic Society de Nueva York, con el barbero del Papa, de reciente compra para el Prado; también se han colocado otras obras de Martínez del Mazo, Carreño, Claudio Coello, Murillo, Valdés Leal. En la sala XII se mantiene en su sitio Las meninas para coincidir en su trayectoria con La familia de Carlos IV, de Goya, retratos ecuestres y de cazadores de los dos artistas y otros personajes. En el apartado de Goya y el retrato del siglo XVIII se pueden ver autorretratos de Mengs, Meléndez, Paret y Goya. A la entrada de la sala se ven juntas por primera vez la duquesa de Alba de negro y de blanco.

La última zona de la exposición pertenece al siglo XIX, con Vicente López, Madrazo, Rosales, Pinazo, Sorolla y Rusiñol, con otros juegos entre Zuloaga y Picasso, donde se encuentran Nonell, Zuloaga, Solana y Picasso, con el préstamo de Gertrude Stein por el Metropolitan. Hay otras piezas desconocidas en España, como Don Justino de Neve, de Murillo; La infanta Margarita en traje azul y Retrato de niña, de Velázquez, y la duquesa de Alba de negro, de Goya. No ha sido posible traer el Juan de Pareja, de Velázquez, por decisión del Metropolitan de que no salga más del museo.

Picasso, nombrado por la República director honorario del Prado, está acompañado por Juan Gris y Miró. "Es muy emocionante que por primera vez Picasso dialogue con la tradición artística española y con Velázquez y El Greco. No es reivindicar Picasso para el Prado, sino no tener miedo en llegar más lejos de nuestros límites", afirmó Zugaza.

Junto con la exposición (entrada por Goya alta, hasta el 6 de febrero), el Prado ha organizado conferencias, recorridos guiados y un curso monográfico. El catálogo (30 euros), ediciones en español e inglés, tiene 400 páginas y 222 ilustraciones. La muestra se puede seguir con audioguías en cinco idiomas y hay reserva de entradas con día y hora (seis euros) en el 902 40 02 22 y en la web del museo, www.museoprado.es

Aspecto de la rueda de prensa de ayer en el Prado, con el retrato <i>Doña Mariana de Austria</i> (1652-1653), de Velázquez (Museo del Prado), al fondo.
Aspecto de la rueda de prensa de ayer en el Prado, con el retrato Doña Mariana de Austria (1652-1653), de Velázquez (Museo del Prado), al fondo.RICARDO GUTIÉRREZ
El cuadro <i>Cuatro figuras en un escalón</i> (hacia 1655-1660), de Murillo (Fort Worth, Tejas).
El cuadro Cuatro figuras en un escalón (hacia 1655-1660), de Murillo (Fort Worth, Tejas).RICARDO GUTIÉRREZ
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