EE UU aprueba el implante de microchips para identificar pacientes
El aparato bajo la piel permite a los médicos acceder a la historia clínica
La Agencia del Medicamento estadounidense (FDA) ha aprobado el empleo de microchips en humanos para identificarlos y tener acceso a su historia clínica. El dispositivo se implanta bajo la piel del brazo, y tiene codificados los datos que permiten identificar a la persona. Con un lector como el de los supermercados un médico podría acceder a esta clave, y un ordenador daría la información sanitaria del paciente.
El chip subcutáneo es del tamaño de un grano de arroz y se suele implantar mediante jeringuilla en un brazo o una mano y cuesta 200 dólares. La empresa tiene previsto lanzar una promoción de VeriChips donando a hospitales varios cientos de escáneres, que cuestan 650 dólares.
El dispositivo atribuye a cada paciente un código de funciona con un código de 16 dígitos. Un escáner lee esta clave y la envía a una central de datos con historiales médicos. La empresa y la FDA afirman que el sistema puede transformar la sanidad, evitando errores médicos y acelerando los tratamientos. Cuando alguien sufre un accidente y no puede comunicarse, el equipo de emergencia puede desde el momento que entra en la ambulancia saber qué enfermedades padece y las medicinas que toma. Y en medio de una cirugía, de emergencia o no, el microchip facilitaría la labor de los cirujanos en caso de dudas sobre el historial del paciente.
Aunque el chip se ha aprobado para uso sanitario, Applied Digital lo ha estado comercializando en otros campos. En México, el fiscal general del Estado y 160 funcionarios se lo han implantado como medida de seguridad para impedir el acceso a áreas donde se archivan documentos sobre narcotráfico.
Club en Barcelona
Algunos de los 7.000 chips que se han vendido los ha adquirido la empresa Baja Beach Club para sus locales en Barcelona y Rotterdam. Unos 90 socios de ese club llevan el chip como sustituto de tarjetas de crédito. A la hora de pagar el código añade el precio de la consumición a sus cuentas personales, de acuerdo con la descripción de Applied Digital.
Aunque la implantación es voluntaria, algunos críticos como Marc Rotenberg, director del Electronic Privacy Information Center, temen que en un futuro se convierta en requisito en "instituciones penitenciarias, militares o para rastrear a emigrantes indocumentados". La activista Katherine Albrecht sostiene que en el "mundo de después del 11-S no sería desvariado pensar que quisieran inyectar estos chips a todo el mundo". "Nos estamos encaminando a una vigilancia total, lo único que faltaba era este tipo de tecnología", añadió.
El director de Applied Digital, Scott Silverman, dice confiar en que la aprobación del FDA sirva para aplacar esos temores y señala al mismo tiempo otras aplicaciones de su invento. Según él puede servir para crear armas inteligentes, que únicamente se puedan disparar cuando reconozcan el chip de su dueño; para evitar el robo de tarjetas de crédito; o de identificaciones en instalaciones nucleares.
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