El Gobierno catalán lanza la eurorregión en biomedicina para poder competir en Europa
El 'biocluster' agrupará a 150 equipos de 160 hospitales y centros de investigación
La eurorregión económica que promueve el presidente Pasqual Maragall tendrá su primera concreción el próximo noviembre, cuando se presente oficialmente el organismo público que ha de impulsar el cluster de biomedicina con el que el Ejecutivo catalán pretende convertir Cataluña en un polo europeo de investigación y desarrollo en el ámbito de las ciencias de la salud. La biorregión catalana reunirá en un mismo organismo dinamizador los principales hospitales y centros de investigación catalanes, las administraciones públicas y la industria farmacéutica y de productos sanitarios.
Aún por decidir si se constituirá en forma de fundación o de empresa pública, será en cualquier caso un organismo autónomo que iniciará sus trabajos este mismo año con una dotación inicial de un millón de euros destinados a crear una estructura básica que deberá ampliarse en el futuro. La creación de la eurorregión biomédica, cuya presentación ha sido programada para el 17 de noviembre, fue anunciada ayer por el consejero de Universidades, Investigación y Sociedad de la Información, Carles Solà, en unas jornadas organizadas por la Fundación Salud, Innovación y Sociedad, de la multinacional farmacéutica Novartis, y la Universidad Autónoma de Barcelona.
El proyecto de biorregión, que se impulsa desde el Centro Interdepartamental de Investigación e Innovación Tecnológica (CIRIT en sus siglas catalanas), no parte de cero. La base científica de este proyecto es la Alianza Biomédica de Cataluña, que ya agrupa al 90% de la producción científica catalana que se publica y es fruto de la insistente labor de un grupo de científicos y gestores públicos, entre los que se cuentan Màrius Rubiralta, director del Parque Científico de Barcelona; Jordi Camí, director del Instituto Municipal de Investigación Médica, y Lluís Ferrer Caubet, que fue decano de la Facultad de Veterinaria y ahora es rector de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Modelo sueco
El cluster catalán de biotecnología pretende seguir los pasos del creado en torno al Instituto Karolinska de Suecia, que ha dado lugar a la biorregión Estocolmo-Upsala, donde se ubican la mitad de las empresas de biotecnología suecas. Este país, pese a su escasa población, ocupa el cuarto lugar en número de empresas de este sector en Europa, según explicó ayer Carl J. Sundberg, responsable del área de innovación médica.
El capital humano y tecnológico que reúnen las universidades y los hospitales catalanes son el principal activo del proyecto. Cataluña posee ya tres parques biotecnológicos y algunos centros de excelencia que compiten con los grupos de primera división en investigación, como el Centro de Regulación Genómica y el Instituto de Investigación Biomédica Ausgust Pi i Sunyer. El Centro de Investigación de Medicina Regenerativa es la última incorporación a la investigación de excelencia.
En estos momentos hay más de 150 equipos de investigación en ciencias de la vida, que trabajan en un total de 160 hospitales y 12 universidades, y que recientemente se han agrupado en diferentes plataformas que están llevando a cabo un rodaje difícil pero crucial para superar uno de los defectos más arraigados en el panorama investigador autóctono: la falta de cooperación.
El segundo gran reto es aumentar el nivel de transferencias entre la investigación básica y la medicina aplicada, para lo cual es necesario mejorar la coordinación con las empresas. Se trata, según destacó el consejero de Economía, Antoni Castells, de un proyecto crucial para el desarrollo económico de Cataluña. "La biorregión es una prioridad de nuestro Gobierno, no por nostalgia histórica o afán de expansión, sino por la necesidad de construir polos potentes que tengan voz propia en Europa y desde ella proyectarse a todo el mundo". En la misma línea se pronunció Jesús Acebillo, presidente del grupo Novartis en España: "Si no hay plataformas de cooperación entre la investigación básica que se hace en las universidades y las empresas, difícilmente se podrá trasladar a la sociedad el rendimiento del trabajo investigador".
Marta Aymerich, la directora del CIRIT, es optimista: "En Cataluña tenemos una buena base de partida porque dos terceras partes de la inversión que se realiza en investigación y desarrollo proceden ya de la empresa privada, como recomienda la Unión Europea, cuando en el resto de España es sólo de la mitad".
Se trata, en cualquier caso, de atraer capitales del tejido empresarial inmediato (Cataluña, Aragón, Baleares y Valencia), pero también del de Toulouse y Montpelier. Pero en la carrera de la investigación, la velocidad es un factor esencial. Cataluña está perdiendo competitividad industrial, según Màrius Rubiralta, y en Europa hay ahora mismo varios proyectos de cluster como el que se plantea en Barcelona. Se puede recuperar el tiempo perdido, según Rubiralta, con la condición de que la apuesta sea fuerte. "Los biocluster más activos en 2003 fueron creados después de 1999", recordó.
Un fondo público de 'capital semilla'
El volumen de producción científica que suman los 150 equipos investigadores de Cataluña alcanza una masa crítica suficiente, en palabras de Jordi Camí, para lanzar el cluster, pero en la diversidad radica también su principal talón de Aquiles. La atomización no atrae capitales. Y menos el de ese género tan esquivo que es el capital riesgo. De ahí la necesidad de crear un organismo que haga de puente entre la investigación básica y su aplicación clínica. Se trata de crear bioincubadoras para sostener con fondos públicos los primeros pasos de las iniciativas más innovadoras en biotecnología, hasta que sean capaces de resultar atractivas para el capital privado. Habrá un fondo de capital público, cuya cuantía no se ha determinado todavía, para dotar lo que los expertos llaman el "capital semilla", destinado a hacer germinar en empresas y productos concretos los hallazgos que surjan en los laboratorios.
Pero luego es necesario implicar a las empresas. Y en Cataluña las hay. De hecho, la comunidad concentra al grueso de la industria farmacéutica española, y multinacionales como Novartis y Aventis tienen la sede en ella. También la patronal FENIN, que agrupa a las empresas proveedoras de productos sanitarios, germinó en Cataluña.
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