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Medio centenar de artistas, galeristas y críticos denuncia la política cultural de las instituciones

Maribel Marín Yarza

Más de medio centenar de representantes del arte vasco han aprovechado como excusa el cierre de la bienal de arte contemporáneo Manifesta 5 para realizar una denuncia global de la política cultural de las instituciones. "Asistimos con preocupación al desarrollo de unas políticas artísticas que priman unas grandísimas inversiones en las infraestructuras de difusión espectacular de artistas y proyectos internacionales, pero sin que esto genere un flujo hacia el exterior de creadores, mediaciones e investigaciones de nuestro ámbito", critican. Y creen que la bienal, que ha costado algo más de dos millones de euros (1.350.000 financiados por las instituciones), es un ejemplo de su modo de proceder.

"Manifesta 5 [exposición que durante tres meses y medio ha difundido la obra de 56 artistas europeos de vanguardia en distintos escenarios de San Sebastián y Pasajes] se presentaba como una oportunidad para incorporar a la ciudad y a la trama cultural a una red internacional de la creación contemporánea. Pero, ¿ha sucedido realmente así? Una inversión de semejante calibre, ¿ha compensado los resultados obtenidos [...]?", plantean en un manifiesto artistas como Andrés Nágel, Marta Cárdenas, Koldobika Jauregi, Edu López y José Ramón Anda; críticos como Fernado Golvano y José Ángel Artetxe, escritores como Felipe Juaristi y los responsables de las galerías Altxerri, Dieciséis, Kur y Arteko. "Lamentablemente el balance general nos parece bastante pobre", responden.

Los proyectos artísticos no han elevado, a su juicio, el nivel de las propuestas presentadas durante los últimos años en los distintos centros culturales de la ciudad y han tenido una "resonancia mediática exagerada". Sólo salvan la Oficina de Planificación Urbana Alternativa de los arquitectos del Instituto Berlage para regenerar el entorno degradado de Pasaia.

Pero ahora que ya se ha clausurado Manifesta no les preocupa tanto el resultado artístico del evento, como que no se reproduzcan los errores que, a su juicio han cometido las instituciones en este viaje. Principalmente por no contar "suficientemente" con la trama creativa y cultural del entorno ni antes ni durante la celebración de la bienal y por la falta de comunicación.

"El horizonte de otros proyectos en marcha -citan el Centro Internacional de Cultura Contemporánea y el Museo de San Telmo- exige [...] una mayor participación creativa para que las intenciones se alíen mejor con los resultados", concluyen. "Ese es nuestro deseo y a esa dinámica de encuentro y colaboración invitamos a quienes corresponda".

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