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Entrevista:MUSHIR AL MASRI | Portavoz de Hamás | VIOLENCIA EN ORIENTE PRÓXIMO

"No ha sido Hamás"

Mushir Al Masri, dirigente fundamentalista de Gaza, desmiente cualquier implicación del grupo integrista en el atentado de Taba. "No ha sido Hamás", afirma Al Masri, 28 años, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Islámica y portavoz de la organización, a las puertas de la mezquita de Arrahma, en el barrio de Rimal de Gaza. Las declaraciones del joven dirigente fundamentalista suponen un desmentido rotundo a las supuestas implicaciones de su organización en el atentado terrorista de Taba y un rechazo tajante a las afirmaciones del Gobierno israelí que la noche anterior acusó a Hamás de ser responsable único del ataque.

"Nuestra estrategia es clara; luchamos por la independencia y el fin de la ocupación, pero sólo en el interior de los territorios palestinos. Sólo en el interior", recalca por dos veces el joven dirigente fundamentalista cerrando los rumores de una supuesta confrontación entre los sectores radicales y los moderados de Hamás sobre la necesidad de exportar la lucha contra los israelíes en el extranjero.

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Las palabras de Al Masri desmintiendo la responsabilidad en el atentado coinciden con los comentarios cautelosos de los miembros de la organización, incluidos los imanes de las principales mezquitas de la franja de Gaza. Éstos han optado por pasar de puntillas sobre el ataque, apenas hicieron valoraciones, aunque reconocieron que se trataba de una "venganza" inspirada desde el cielo.

"Lo que ha pasado en Taba es el resultado de la injusticia aplicada contra el mundo árabe. Es la ira ocasionada por el silencio europeo, la incapacidad de nuestros hermanos árabes con respecto a los sufrimientos y violencias provocadas por el Ejercito israelí en el pueblo palestino", insiste el dirigente integrista a la puerta del templo, rodeado de sus colaboradores y guardaespaldas. Fue una inesperada aparición pública, con la que quebró por unos minutos la orden de discreción y clandestinidad impartida por los dirigentes de Hamás en el exilio.

A Mushir al Masri le embarga el pesimismo por lo que pueda suceder en Gaza en los próximos días, a pesar de que a nivel personal debería estar eufórico. A la misma hora en que se perpetraba el ataque contra los israelíes en Taba su esposa daba a luz al tercero de sus hijos: una niña tras dos varones, a la que pondrán el nombre de Alhaja (Mercedes, en español).

"El Ejercito israelí no va a hacer más que lo que está haciendo. No habrá nada nuevo, a no ser que ahora a Sharon se le ocurra borrar la franja de Gaza del mapa. En este contexto, la lucha del campo de refugiados de Jabalia continúa siendo un símbolo para el pueblo palestino. No tenemos nada más que perder", insiste el dirigente de Hamás, con los ojos puestos en el horizonte, por donde se adivina el zumbido sutil de los zananas, los minúsculos aviones espías israelíes, que estos días pululan incansables por el cielo de Gaza.

El discurso de Hamás, la primera fuerza de la franja de Gaza, una vez más se mece entre las alusiones bélicas y las aspiraciones democráticas. Tan pronto preconizan la lucha armada como animan a los ciudadanos a participar en el proceso que culminará la próxima primavera con las elecciones municipales, las primeras desde 1996.

"Continuaremos lanzando misiles Kassam sobre Israel a pesar de lo que diga Yasir Arafat. Lo continuaremos haciendo hasta el fin de la ocupación y la proclamación del Estado de Palestina. Esto no impide que hayamos decidido dar nuestro apoyo al proceso de elecciones municipales, como única formula para renovar la clase dirigente palestina, acabar con tanta incapacidad, poner fin al monopolio del partido único, y pese a que algunos sectores de la Autoridad Nacional Palestina analizan suspender los comicios ante el temor de unos resultados adversos", afirma Mushir al Masri, como si tratara de calcar las ambigüedades y contradicciones de la formación política-militar libanesa Hezbolá.

Al Masri acaba la conversación bruscamente tras mirar el reloj y recordar quizá que el barrio donde está fue hace poco menos de un año escenario de un ataque israelí contra la familia del líder integrista Mahmoud Zahar, en una operación similar a la que acabó con la vida de Abdelaziz Rantisi y Ahmed Yassin. Con gesto decidido regresa a la clandestinidad.

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