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Columna
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Reflejos

Juan José Millás

Al repetir frente al público pautas de comportamiento que confirman lo que hemos leído en los libros, la actuación de algunos políticos nos recuerda a la de los animales en cautividad. Ante el estímulo, por ejemplo, de que Zapatero acudiría a la Comisión de Investigación del 11-M, Vicente Martínez Pujalte, el Detestable, aseguró que lo hacía por miedo, ya que Aznar había amenazado con decir (¡por fin!) toda la verdad. No esperábamos otra réplica. Sabemos cómo responde el mono frente a la provocación del cacahuete, aunque también es verdad que si rompiera de vez en cuando la rutina se lo agradeceríamos. El problema es que Pujalte habría dicho lo mismo si Zapatero hubiera comunicado su intención de no comparecer: "No comparece por miedo, ya que Aznar va a decir toda la verdad". Curiosamente, no hay cosa que más divierta a los niños en el zoo que el comportamiento paradójico de los animales. "Papá, ¿por qué hace lo mismo frente a estímulos opuestos?". "Porque es un animal, hijo mío".

Políticos en cautividad, presos de tics que parecen jaulas. En el congreso del PP daba la impresión de que actuaban movidos por pautas de conducta más que por convicciones. Ni Aznar ni Rajoy ni Acebes liberaron ideas políticas, sólo reflejos condicionados. Ruiz-Gallardón, el único que sorteó lo previsible para alumbrar alguna forma de pensamiento, fue luego desautorizado por la tribu. Los mayores aplausos se los llevó Aznar por forzar hasta la caricatura la actuación que se esperaba de él. Aznar se ha amanerado en el sentido de que ya sólo puede actuar a la manera de Aznar. Ese estadio, en arte, coincide con la muerte del creador que, preso de sus recursos formales, ya sólo es capaz de repetirse hasta la agonía.

Las pautas están reñidas con el pensamiento porque son la repetición mecánica de un gesto. El pensamiento aparece cuando uno se pregunta por el sentido de la pauta o la rompe para ver qué pasa. Zapatero, al hacer lo contrario de lo que el PP esperaba, y aun sabiendo que Pujalte habría dicho lo mismo si hubiera decidido lo contrario, ha roto la pauta. No sabemos cómo manejará el déficit, pero le agradecemos que deje de actuar como un primate.

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Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

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